La vida es un constante movimiento. En esta dimensión en la que vivimos todo, absolutamente todo tiene movimiento ya sea perceptible o no. Hasta una piedra está formada por moléculas, átomos, etc. que se mueven continuamente. Así que nada es estático, ni en el macrocosmos ni en el microcosmos, por lo tanto nuestra mente y nuestro cuerpo tienen que estar en armonía con este mundo en el que vivimos a través del movimiento, ya que hasta lo que está muerto tiene células que se están transformando.
Si hablamos de personas, hay varios tipos de ellas. Hay muchas a las que les cuesta mucho trabajo el cambio, ya sea mental o físico. Son las personas inflexibles. Todo es blanco o todo es negro y les cuesta trabajo ver o generar otras opciones. Ellas siempre tienen la razón. Les llegamos a decir “prepotentes”. El problema con estas personas es que viven en un continuo estado de estrés, pues están enojadas con el mundo y muchas veces frustradas, ya que “la gente no hace, no piensa o no dice lo que ellas piensan que es correcto”. Lo que sucede es que no se ponen a pensar que eso es imposible, que “cada cabeza es un mundo” y un ser individual diferente. Todos somos producto de nuestros propios programas mentales que hemos ido adquiriendo a través de nuestras experiencias, y para esto basta preguntar a la gente, por ejemplo, qué flor es la más bella, cuál tipo de comida es la mejor, cuál es la ciudad más bella, cuál es la persona más importante en la historia del mundo, etc. y nos daremos cuenta que las opiniones son muy diferentes, dependiendo del “mapa mental” de cada una de ellas.
Hay otras personas a las que les cuesta mucho trabajo compartir o cambiar sus espacios, “su lugar”. Por ejemplo en la mesa consideran su espacio como sagrado y nadie puede “violárselos”. El problema aquí es que muchos de estos espacios ya están “predeterminados” y hay que ser lo suficientemente flexibles para cambiarlos. Muchas veces la mesa familiar se convierte en un campo de batalla, pues la perspectiva de todos es la misma siempre. ¿Por qué no irse turnando los lugares y observar a las personas y cosas desde un ángulo diferente? Esto ayudaría mucho a mejorar las relaciones intrafamiliares. Lo que cambiamos en el exterior tiene un efecto de cambio también en la mente, pues al cambiar una imagen se genera un estado emocional diferente, y por ende de conducta, ya que el estímulo es otro. Empecemos a dejar a un lado los conceptos de “mi taza, mi lugar, mi sillón, mi…, mi…, mi…, y a salir de nosotros mismos para ver al otro. Empezar a ser flexibles, ya que el grado de flexibilidad que manejemos en este mundo, nos va a dar el grado de felicidad que experimentemos en él. ¿Qué beneficio obtenemos al generar adrenalina por cosas tan intrascendentes como darle el poder a un sillón, una taza, un lugar, si hay cosas mucho más importantes en este mundo por las que tenemos que ocuparnos?
Hay personas que siempre están cambiando algo, por ejemplo su escritorio, la decoración de su casa, el lugar adonde ir de vacaciones, comparten, regalan, se deshacen de cosas, siempre están haciendo algo para ellas y para los que las rodean, están viviendo en una continua renovación. Estas personas pueden entender mejor el mundo a su alrededor, y no tanto enjuician al otro porque hace o no hace, o están calificando situaciones que se les presentan, sino enfocándose en generar opciones y ocuparse de ellas. En otras palabras hay movimiento mental, y por lo tanto acción en pro y no en contra.
Hablando de asuntos más serios, por qué no ponerme en los zapatos del hijo, de la esposa, del padre, del empleado, del amigo, analizando su situación antes de decidir algo importante, estudiando otras perspectivas. Poniéndome a pensar en cómo me ven o qué piensan y sienten de mí los demás. Las diferentes visiones del mundo nos sirven para generar diferentes opciones, actitudes, conocimientos, sentimientos y acciones. Cuando estamos limitados a una sola perspectiva, por creernos omniscientes, nos limitamos a un solo conjunto de potencialidades.
Dentro de Programación Neurolingüística hay una técnica llamada manejo del espacio, esto consiste en saber movernos de nuestro mapa al mapa del otro, y así poder analizar una situación estresante o de conflicto, ya sin la carga emocional anterior desde mi mapa solamente, sino después de vivenciar el punto de vista del otro. Cambia la perspectiva o el papel en la realidad o en la imaginación, y cambiarán tus potencialidades, serás más flexible, dejarás de ser el juez inflexible que todo cree saber y ya no cargarás el mundo en tus espaldas, lo entenderás mejor y no te pelearás tanto con él, estarás con él y no en contra de él, disfrutarás de salud y de la armonía con lo que te rodea y sobretodo, serás más feliz sabiendo que la riqueza de este mundo reside en la variedad de personas, de situaciones, de culturas, de educación. El mundo es una variedad de mentes que existen en una individualidad reinante y que ésta es la manera de ampliar tu visión del mundo, aprendiendo, respetando al otro y respetándote a ti mismo en las diferencias hacia una misma meta. Aprende a saber moverte siempre, en el momento adecuado y en las circunstancias que te tocan vivir dentro de un mundo siempre cambiante, rico en opciones y en individuos.
http://tucrecimiento.es.tl/la-emportancia-del-cambio.htm