El mal humor, el mal genio, es un estado, un comportamiento que no sólo nos priva de estar a gusto con nosotros mismos y con lo que hacemos, sino que contribuye ahuyentar a las personas de nuestro alrededor. Simplemente, no están dispuestas a aguantar a alguien que no da muestras de labrar una actitud positiva. El mal humor, fomentado, estimulado día a día, nos llevará irremisiblemente a perder el pulso de la realidad y a alejarnos de ella.
Pero hay soluciones, pautas para reconocer ese estado de ánimo, para detenerlo y `para procurar una actitud contraria. En estas líneas, le vamos a decir cómo hacerlo. Al mal humor se le vence con decisión y con constancia. Si usted padece de mal humor crónico y se ha dado cuenta de sus consecuencias y está decidido a cambiar las cosas, ya ha dado el primer paso. Vamos con esas pautas.
Relájese. Lo primero que hay que hacer para vencer al mal humor es cambiar ese humor. Relájese, intente pensar o imaginar situaciones agradables cuando se encuentre con esos picos de malestar, cuando se tropiece con esas situaciones que le hacen despegar el mal genio y perder el control.
No discuta. Llevar un diálogo con alguien hasta el punto de discutir y perder los estribos no es solución para ningún contacto verbal, tenga razón o no en lo que defiende. Si es necesario, posponga una respuesta, medite cómo ha de abordar el diálogo y las alternativas, pero desde la serenidad. Si se ha de tomar tiempo para serenarse, tómeselo. Acostúmbrese a dominar esos impulsos que lastran su mal humor.
Descéntrese. Si el mal humor nos centra en reacciones desagradables, descéntrese, apártese de ese estado con rutinas sencillas, como escuchar música, leer, alguna tarea que le resulte sencilla de iniciar y grata de desarrollar. Es una forma de aislarse, de descentrarse del punto de rabia que le estimula su mal humor.
Desvalorice. Examine bien qué es lo que ha hecho brotar su mal humor y sea honesto consigo mismo ¿Mereció la pena tanto mal genio por algo tan nimio? ¿No había otra forma, una alternativa, para hacer o decir lo que hizo o dijo, sin llegar a desplegar su mal genio? Reflexione, busque alternativas y desvalorice esas situaciones cotidianas que le devuelven picos de mal humor.
Desahogarse ¿Ha pensado el valor que puede tener desahogarse para combatir su mal humor. Sí, ponerse en manos de una persona de confianza y explicarle cómo nos sentimos cuando brota el mal genio. No se trata tanto de que nos aporte soluciones para nuestro mal humor con su experiencia personal -o sí- sino también escucharnos a nosotros mismos hablar sobre nuestro problema. Puede resultar terapéuticamente beneficioso.
Pedir perdón. Si su mal humor es tan evidente que hasta usted se ha dado cuenta de cómo lastra su relación con los demás, haga algo beneficioso para todos, para usted y para las personas de su entorno. Pida perdón por su actitud, explique los orígenes de sus malentendidos y proponga un poco de comprensión en las personas que le conocen y que le sufren.
Marque sus propios límites, unos límites para su mal genio, unas líneas para no cruzarlas. Estará abriendo un camino hacia el fin de su mal humor.
Líneas rojas para el mal humor.
http://www.webdehogar.com/auto-ayuda/12072601.htm