Henry Markram: Alégrese de cada sorpresa. Porque un cerebro que anticipa lo que va a pasar se acomoda a la rutina y así se va apagando…
Así que… ¡¡¡me sorprendo!!!
¡Eso es! Póngase retos, sea niño, juegue, falle, aprenda, equivóquese, vuelva a intentarlo, siéntase incómodo. ¡Eso es que mejora! Si ya domina la situación, es que va a empezar a perder cerebro. Busque siempre el esfuerzo mental. Haga siempre planes y luego no deje de mejorarlos sobre la marcha.
Pero los años pasan, la memoria falla…
¡Cuando olvida algo no es que pierda memoria, es que tiene demasiada! ¿No le pasa a menudo que duda si ha cerrado o no una puerta? ¿Si se ha tomado ya o no la pastilla?
Me pasa mucho… ¡Dios! ¡Me hago viejo!
¡Al contrario! Es que su cerebro da ya por descontada la función y por eso no se esfuerza en realizarla. Así que pase de la rutina al reto: hágase diabluras, complíquese la vida. Si ya habla un idioma sin esfuerzo, cambie a otro que le cueste. Porque las neuronas se usan o se pierden. Y perderlas es morir.
Estas vacaciones pensaré a tope.
Y combine la sorpresa con disciplina mental: parecen opuestas, pero son complementarias. Si se propone levantarse a las seis de la mañana para ver amanecer, levántese, por Dios, aunque al despertarse sufra una pereza no planificada cuando se lo propuso.
¡Buf! ¡Si también amanecerá mañana!
Cumplir lo que se propone es más importante que lo que se propone. Si cumple lo que se propuso, refuerza su disciplina mental y con ella aumenta su poder sobre su cerebro.
Henry Markram, dirige el proyecto Blue Brain para simular el cerebro humano
http://silvinaromeropaz.blogspot.com.es/