Vivimos queriendo las cosas para ayer, en el día a día de las prisas, de lo inmediato, no sabemos esperar por algo que queremos, no sabemos demorar la recompensa por algo. Todo ha de ser para YA. ¿Dónde queda eso de desear algo y luchar por ello? Esforzarse por obtener un buen resultado y una buena recompensa, aunque esta sea a largo plazo…
Multitud de pruebas de que cada vez es más habitual crecer en la cultura de lo inmediato… niñ@s que ven algo, lo quieren y, la mayoría de las veces, ya lo tienen. Y eso pasa en los adultos igual que en los niñ@s. Hace poco un camarero comentaba que ahora calientan menos los cafés porque la gente los quiere para tomarlos YA; no quiere esperar. No sabe esperar. ¿Cuántos minutos tardaría en enfriarse?
Hace tiempo que ha dejado de cultivarse la paciencia e, incluso, el disfrutar de la espera para que cuando llegue lo deseado se saboree con más fuerza y la satisfacción por tenerlo, por disfrutarlo sea más fuerte, más duradera.
Párate a sentir. Sentir la ilusión. Párate a disfrutar. Disfrutar de la espera. Pequeños momentos. Pequeños placeres. Sin duda, valdrá la pena.
Autora: Gema Zunzunegui Lamas