A lo largo de la vida hay etapas en las que la palabra “amor” tiene diferentes significados, colores y matices para nosotros.
El amor es algo muy complejo y cada cual lo vive diferentemente.
Para unas personas el amor debe implicar compromiso, otras piensan que si son amadas serán felices, otras piensan que es algo que dura para siempre mientras otras temen por la caducidad que pueda tener.
Y sin embargo, pese a los diferentes modos de verlo, todos queremos tener amor.
De toda la vida se nos ha enseñado que el amor conlleva compromiso, que si alguien te ama lógicamente también querrá comprometerse contigo. Pero no es así, se puede amar a una persona sin tener ganas de comprometerse. Quizás sea conveniente que evites el amor que se entrega sin compromiso.
Por lo general, tan pronto escuchamos decir “mi amor”, “te amo”, de inmediato pensamos que si alguien nos quiere estará dispuesto a dejarlo todo de lado por estar a nuestro lado.
Pero no siempre es así y aunque pueda doler darse cuenta de ello, debemos aprender a reconocer que muchas veces quieren entregarnos un amor sin compromiso, un amor que no toma el camino que deseamos.
La palabra “amor” la sentimos como si de una palabra mágica se tratase, como algo que está destinado a durar para siempre y que por ello mismo, lógicamente conllevará compromiso. Pero si tan pronto escuchamos esas palabras pensamos que será así, puede que estemos cometiendo un grave error.
El amor es algo que uno mismo debe entregarse:
El amor debe ser sentido y vivido por uno mismo, como quieras: lo puedes envolver en pañuelos de sedas, guardarlo en baúles… puede ser tan bueno como tú quieras que sea, lo puedes vivir a tu manera.
Sólo serás completamente feliz cuando logres comprender que el amor te debe hacer feliz a ti mismo. En el momento que así lo vivas llegarás a comprender por fin que la felicidad depende de ti, solamente de ti, de tus aciertos y tus errores, de las cosas buenas que puedas vivir o sentir.
- Eres dueño de ti mismo -
Debes descubrir que el amor y la felicidad no es algo que dependa de otras personas sino que de ti mismo.
Se puede ser muy feliz aun en la más completa soledad. A veces estando solo puedes tener la paz que necesitas, incluso puede llegar a ser tu mejor compañera (la propia soledad), porque tú mismo eres fuente inagotable de amor. Incluso puedes dar y repartir amor a los demás sin necesidad de entregárselo a una sola persona.
Nuestras vidas serán satisfechas cuando lleguemos a comprender que el amor no es cuestión de tener pareja sino algo que ya está a nuestro alcance: Nosotros mismos somos los dueños de nuestro propio destino y de la felicidad de nuestro corazón. No es algo que se nos deba entregar porque es algo que ya tenemos, sólo que a veces tenemos que darnos cuenta de ello.
La palabra “AMOR” la puedes vivir y disfrutar intensamente con todas tus ganas, siempre que no te hagas dependiente de nada ni nadie.
No permitas que el amor te haga ni dependiente, pero tampoco posesivo con nada.
Aprendamos a dejar salir de nuestras vidas lo que no va con nosotros, no permitamos que nos manipulen el corazón o los sentimientos en nombre del amor. Alejemos lo malo de nuestra vida, no permitamos que gobiernen nuestros sentimientos o nuestra persona.
Creer o esperar que nuestra felicidad depende del amor que otras personas nos entreguen es un error y algo que debes olvidar ya mismo; pensar así sólo te traerá decepciones, penas y tristezas. Nadie puede vivir la vida de otros, nuestra felicidad está dentro de nosotros y sólo nosotros mandamos sobre nuestro cuerpo y mente.
El amor podrá morar eternamente en tu corazón siempre y cuando no dejes que tu felicidad dependa de otras personas.
Eres tan capaz y valeroso que todo está en tus manos, tú eres el constructor de tu vida y felicidad, nadie te puede quitar ese privilegio, eso sólo te corresponde a ti.
El amor y la felicidad es un regalo para uno mismo, es regalarse paz, es soltar las cargas, es decidir mirar la luz de nuevo y con determinación caminar hacia ella. Todo lo bueno está dentro de ti, anímate a amar y dar felicidad sin esperar que te lo den, no lo esperes, sólo regálalo.
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