Antes de pensar en lo que quieres, piensa en lo que tienes: agradece todo lo que ya alcanzaste sin tener en cuenta lo grande o pequeño que fue.
Muchas veces pasamos por alto la importancia de los pequeños momentos que nos aportan felicidad, y solamente cuando nos faltan nos damos cuenta de su valor. Haz que eso no te ocurra a ti: muestra gratitud por todo lo que ya tienes. De esa manera lograrás pensar de manera positiva, emitirás emociones positivas y estarás en la frecuencia adecuada para atraer lo que te propongas.
Recuerda que hay dos maneras de ver el vaso: medio vacía y medio llena. Así que en lugar de dudar del éxito de tus atracciones, enfócate en lo que sí lograste hasta ahora y lo que sí te aporto felicidad.
Coge un bloc de notas, ábrelo por la primera página y empieza a hacer una lista. Añade todas esas cosas buenas que han pasado y van pasando en tu vida, pero recuerda algo: esa lista nunca termina. Cada día nos regala momentos únicos que, por pequeños que sean, nos aportan felicidad. Desde un beso en la mejilla hasta un buen resultado en una prueba o una felicitación en el trabajo. Haz que todos esos pequeños logros formen parte de tu ‘lista de la felicidad’. A medida que el tiempo pase, irás comprobando que en esa lista hay lugar para todos los retos que te propongas.