LO INESPERADO DE LA VIDASiento que lo inesperado de la vida me conecta con mis miedos, que me cuesta desaprender que tengo hábitos mecánicos.
De tanto moverme y danzar con los clientes como pedagogo teatral a través de Di Towanda me doy cuenta que el trasfondo de los miedos viene de no querer o saber reconocerlos, lo cual empobrece el comportamiento.
Miedo que sin duda te sirvió en muchos momentos para protegerte de situaciones de las que quizá no estabas o sentías preparado. Conozco esos momentos porque son de confusión, de dispersión. En cambio cuando te duele mucho es señal de que estás tomando contacto directamente contigo.
Es verdad que algunos prefieren ser prudentes, dicen con vanidad, otros esperan a ver si el horizonte se abre en cielo azul para tapar y esconder la vulnerabilidad por miedo a ser captado, cuando en realidad esa máscara social se ve casi desde Houston.
No hay duda que el ser humano es flexible y sutil hasta el punto de crear, soñar e inventar desde una capacidad creativa ilimitada que al mismo tiempo es un arma de doble filo (autoengaño). Ya sabes que no hay peor encierro que el que fabricas desde tus límites autoimpuestos y la negación de una vida fluida e incierta.
En el desarrollo humano, en formación con clientes me doy cuenta que al hombre le llevó algunos años comprender esta respuesta: Todo cuerpo que tenga carne y sangre en su interior ha de aceptar de vez en cuando lo inesperado en todos los contextos de la vida.
Desafortunadamente hay personas que continuamente alejan todo lo que se le aproxima y, así, ni siquiera las cosas buenas, los bien entendidos regalos y tesoros de la vida, las bendiciones de lo desconocido consiguen acercársele. Al menos hasta que no hay un cambio de conciencia en aceptar lo extraordinaria que es la vida.
El miedo a lo nuevo por ser desconocido o extraño enclaustra y acoraza impidiendo crecer y avanzar. Desconecta de lo brillante, agarrota y paraliza hasta dejar anulado al mas pintado.Ya se sabe quien no resuelve sus asuntos, siempre anda retrasado en la vida. En la parálisis del miedo, no se evitan los problemas.
Sin embargo quien se mueve con agilidad y acepta que está en una atracción de cambios permanentes, puede avanzar. Yo tengo claro y comprobado que seguiré tropezando aunque no a costa de perder la alegría y conocimiento de los encuentros inesperados.
¡Feliz día lleno de buen humor ante los miedos infundados!
Fuente:
www.diegomartosemprendedor.blogspot.com.es