Todos nosotros de una manera u otra, tenemos referencias sobre marcar objetivos a principios de año, lo que solemos conocer como “buenos propósitos”.
Marcarnos objetivos en cualquier ámbito de nuestra vida nos predispone a que tanto nuestra mente como nuestro cuerpo actúen de forma coordinada en su consecución.
Por concepto los objetivos deben ser: retadores, medibles, alcanzables y sobre todo que estén muy bien definidos.
Tenemos que creer en ellos y tenerlos en mente durante buena parte del día, ya que de lo contrario podemos distraernos y perderlos de vista, es lo que suele ocurrir con mucha frecuencia. Inicialmente estamos muy animados por alcanzarlos, luego vamos perdiendo interés y finalmente los olvidamos y así año tras año y objetivo tras objetivo.
Creer en nuestros objetivos nos cambia la vida, convierte una existencia vacía en una vida llena de oportunidades, de desarrollo personal y de mejora en todos los ámbitos de nuestra vida.
Estoy firmemente convencido que la asignatura pendiente que venimos arrastrando la mayoría de las personas es SABER VIVIR, es decir, acertar a encarar la vida con verdaderas expectativas de éxito, y este únicamente se consigue a través de OBJETIVOS.
¿Cuál es la diferencia entre una VIDA VACÍA y SABER VIVIR? Sin ninguna duda, la diferencia está en tener objetivos ó no tenerlos.
Podemos vivir de manera inconsciente dejándonos llevar por circunstancias externas a nuestros deseos e intereses y dejándonos manipular, ó ser dueños de nuestro destino, buscando y encontrando de manera consciente a través de nuestros objetivos.
Pasa a la acción, y comienza hoy mismo a marcarte pequeños objetivos y persíguelos hasta que los consigas, una vez lo conviertas en hábito, busca objetivos mayores y verás como también son alcanzables, este habito te permitirá mejorar tu vida de tal manera que te parecerá increíble…
Francisco Lutzardo