No me gusta verme involucrada en dramas ajenos.
Algunas personas tienen problemas no resueltos e intentan, constantemente, arrastrarnos a su terreno para pelear con nosotros, para ofuscarnos o, directamente, para sacarnos de nuestras casillas, y así repetir el tipo de relación que buscan o al que están acostumbradas. De paso, justifican sus creencias negativas y las hacen más fuertes.
Hay gente que es demasiado perfeccionista o permanentemente inconformista que intenta imponer sus estándares de que todo tiene que ser llevado a cabo sin error alguno o y sin salir del patrón que intentan imponer. Para ellos, nunca somos lo suficientemente inteligentes/eficientes/ordenados/… y nuestro esfuerzo (ya sea trabajo, comida, etc.) jamás les satisface.
Otros seres persiguen sus propios fines y ni se les pasa por la cabeza tomarnos en cuenta para saber qué precisamos o queremos y qué nos puede hacer daño (o lo intuyen y hacen oídos sordos a nuestra integridad y bienestar personales). Sólo quieren satisfacer sus propios deseos y aprovecharse de nuestra buena predisposición, confianza o candidez.
Todas estas situaciones agotan nuestra energía y fortalece la de ellos… Si notas que alguna reacción a una de tus conductas o de tus respuestas es desmedida y genera una situación en la que no te sientes a gusto (ya sea que incluya agresiones o venga acompañada de palabras y de gestos “de seda”), entonces estás ante alguien que trata de inmiscuirte en su propio drama.
CÓMO REACCIONAR
Si estás bien parado en tus dos pies, apenas te des cuenta de lo que quien hacer contigo (manipularte), podrás correrte de ese lugar. Ninguna buena pareja o buen amigo/vecino te hará sentir mal o que no vales, ni generará disgustos o peleas constantemente.
Fíjate en los hechos más que en las palabras: quien realmente valora tu espacio y n trata de invadirlo solapadamente, te respeta, no te agrede, no quiere quedarse con lo que es tuyo y valora ciertas cosas que haces (puede estar en desacuerdo con otras, lógicamente).
Si notas que quieren inmiscuirte en un drama ajeno (o lo has venido padeciendo hace rato), pon límites. Empezando por ti mismo. Sea quien sea tu interlocutor (padres, hijos, jefe, pareja). Deja de aguantar lo inaguantable. Toma la distancia que puedas. Si buscan pelear contigo, ni te inmutes. Contesta con tranquilidad desde tu lugar, siguiendo tu propia manera de pensar y de sentir. No entres en su juego, porque si no, lo estarás transformando en tu propio drama.
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