No creas que porque meditas silenciosamente estás clarificando tu mente.
La claridad de la mente no se alcanza con sólo huir del mundo.
Cuando honres a tus padres,
ames a tus hijos,
ayudes a tus hermanos,
seas leal con tus amigos,
cuides a tu pareja con devoción,
trabajes con alegría y asumas tus responsabilidades;
cuando practiques la virtud sin exigirla primero a los demás;
cuando, aunque comprendas las verdades supremas, mantengas una forma ordinaria de proceder,
entonces —y sólo entonces—
habrá claridad en tu mente
y sabrás que tu forma de meditar
es la correcta.
Hua hu ching
Lao Tse (Tal vez 604 – 531 a. de C.).
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