El Divino Maestro nos enseña: “LA VERDAD OS HARA LIBRES“ y “YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA “.
Hay más de seis mil millones de seres humanos encarnados en nuestro querido planeta Tierra y cada uno de ellos tiene una explicación, interpretación o definición de la verdad.
Esta interpretación de la verdad no es igual, sino, por lo general, es distinta para cada ser humano. Cada persona tiene su propia verdad y el enfoque para ver esta verdad dependerá del nivel evolutivo o de ser de cada uno de nosotros.
Una persona de bajo nivel evolutivo tendrá una apreciación de la verdad “que llega hasta la punta de la nariz “, en cambio un ser de alto nivel evolutivo contemplará una verdad “que llega a varios kilómetros de distancia “.
Por lo tanto, es indispensable intuir el nivel de ser o evolutivo de cada persona que explica su verdad para considerar como más cercana a la VERDAD aquella que es entregada por un nivel de ser que sea lo más alto posible.
Si consideramos la verdad que proviene de un ser de alto nivel evolutivo como igual a la que proviene de una persona de bajo nivel evolutivo nos vamos a equivocar rotundamente y pagaremos caro el precio de esta ignorancia, pues, cuando tengamos que tomar decisiones importantes basados en falsas verdades conoceremos rápidamente el fracaso. En cambio, si nuestras decisiones están fundamentadas en verdades profundas, el éxito rodeará nuestras vidas.
Cada ser humano tiene su propia verdad relativa y pretende creer que con esa apreciación de la verdad, él tiene respuesta a todas las preguntas que le realizan, considerándose a sí mismo como un “sabio”, y observemos ¿cómo está el mundo con tantos sabios?
Cuando Nuestro Señor Jesucristo nos habla de la VERDAD, se refiere a una verdad con mayúscula, muy cercana a la que tiene un ser de alto nivel evolutivo, por eso cuando nos enseña “Yo soy el camino, la verdad y la vida” nos está explicando que la divinidad está dentro de nosotros, y que tenemos que viajar hacia nuestro interior para encontrarla; allí está la verdadera paz y felicidad. Este es el verdadero “placer de los placeres” que anhelamos y buscamos con afán durante todas nuestras existencias.
Hay verdades absolutas y relativas; las absolutas son aquellas que son elaboradas desde los seres de más alto nivel evolutivo y las verdades relativas son aquellas que se forman desde las personas de más bajo nivel evolutivo. Por lo tanto, acerquémonos y vivamos con las verdades absolutas, para que nuestras tomas de decisiones sean lo más sabias posibles, alejándonos de la ignorancia y del mal.
Apliquemos la ley del máximo esfuerzo y avancemos en nuestro nivel evolutivo lo más que podamos para que nuestras propias verdades sean lo más absolutas posibles.
ACERQUEMONOS A LA VERDAD Y ALEJEMONOS DE LA MENTIRA
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