A estas personas se les atribuye el don de la curación, y basados en saberes ancestrales, ofrecen resultados donde comúnmente la ciencia no llega.
Han estado siempre presente en la vida social y religiosa de los pueblos, haciendo la labor de médicos del cuerpo y del alma, al igual que los chamanes siberianos y americanos.
Utilizando una gran variedad de métodos, como las oraciones, la cera bendita, la imposición de manos, las hierbas medicinales y hasta libros sagrados afirman curar casi todo.
Suelen aliviar enfermedades y otros tipos de males como quemaduras, heridas, insolaciones y hasta mal de ojos.
Algunos se especializan en determinadas dolencias y hasta se han puesto al día con nuevas terapias curativas.
El tema de los curanderos sigue aún hoy vigente en todo el mundo.
Algunos de los que se dedican a esta profesión gozan de muy mala fama debido a su charlatanería, suelen revestirse de una aureola mística y teatral, atribuyendo sus poderes a alguna divinidad e incluso han llegado a decir que ese poder proviene de los extraterrestres, estos curanderos, no solamente no curan sino que, cobran altas sumas de dinero y proveen de medicamento que, además de no ser útiles, pueden arriesgar la salud de quien concurre.
Los más hábiles obtienen su éxito promoviendo los poderes autocurativos del paciente.
Todas estas situaciones provocan un perjuicio para aquellas personas que realmente curan, aplicando todos sus conocimientos acerca de la naturaleza.
Cualquiera de nosotros puede ser curandero conociendo algunos de los secretos que nos ofrece la naturaleza, y considerando que todos tenemos cierta facultades curativas que permanecen dormidas en nuestro interior, que desconocemos y no desarrollamos.
Lo cierto es, que existen personas que están predispuesta naturalmente a despertar estas capacidades.
Se adquiere la categoría de sanadores cuando teniendo el don de curar se cuenta además con determinados conocimientos en botánica.
Una característica insólita de la mayoría de los curanderos es que, durante la infancia han sufrido terribles dolencias o enfermedades que han puesto en riesgo sus vidas.
Todos estos curanderos están totalmente convencidos que la gracia de Dios los ha tocado, por lo que su técnica no fue adquirida sino que fue revelada, heredada, aún, antes de nacer.
Además de determinadas señales que se presentaban antes de nacer o después de nacidos, como si lloraba antes de salir del vientre materno, si se le observaba una cruz de Caravaca en la bóveda del paladar, si nacía en la noche de Navidad o día santo, etc., los rasgos fundamentales que caracterizan a un curandero es la humildad y el altruismo.
Estos curanderos consideran que no deben cobrar por sus servicios, ya que sus dones fueron regalados.
La mayoría piensa que para curar, hay que recobrar el equilibrio perdido, y que la enfermedad no es otra cosa que la ruptura de la relación con el cosmos, por eso para curar usan elementos de la naturaleza.
Los verdaderos sanadores saben que Dios no puso ninguna enfermedad sin poner un remedio en la naturaleza.
Las plantas son la base de la medicina de estos curanderos, ya que éstas les ofrece numerosos beneficios para la salud.
Generalmente los curanderos guardan celosamente el secreto de las fórmulas mágicas de sus brebajes, aunque a veces algunos investigadores suelen descubrir ese misterio.
Por otro lado, las llamadas “rezaoras mancheras”, son mujeres que curan los males, como por ejemplo el mal de ojo, por medio de oraciones, signos de la cruz o ademanes sobre el pelo, no utilizando ningún tipo de hierbas medicinales, ni ungüentos.
Por lo común estas oraciones, con reminiscencia judaica, tienen una estructura de trece frases.
A veces los poderes de los curanderos eran transmitidos a los integrantes de la familia que llevaban el mismo apellido, en otros casos, el don solo se transmitía de madres a hijas.
Las curanderas o rezadoras, cuando están a punto de morir, transmiten sus poderes a su hija y si no la tienen, se la transmiten a una vecina o amiga, pero siempre a otra mujer, y preferentemente un Viernes Santo.
Es cierto que los curanderos tradicionales existen, y muchos de ellos son muy eficaces en la curación de ciertos males, ya sea, por el conocimiento de plantas medicinales o por el conocimiento del cuerpo humano, que hace que puedan acomodar huesos rotos o aliviar dolores reumáticos.
Está comprobado por numerosas investigaciones científicas, realizadas por importantes universidades, la realidad del poder de estas curaciones utilizando terapias alternativas, pero al final, la verdadera realidad reside en nuestro propio interior, que es capaz de sanarse o enfermarse y en determinadas personas que tienen el don de despertar al médico que hay en su interior, para poder ayudar a otras personas.
Los curanderos tradicionales poseen ciertas características comunes.
En la mayoría de los casos, éstos invocan a Dios y a la Virgen, ya que tienen una inmensa fe religiosa.
El curar, para ellos, es una obligación moral, por lo que no cobran, solo a veces aceptan ayuda a voluntad.
Su mundo esta impregnado de una mezcla de creencias, lo mismo que en sus curaciones, superstición, brujería, Dios, el diablo, etc.
Si bien no existe mala intención hacia la medicina tradicional, sí hay, un cierto revanchismo hacia ella.
Por lo general entre sus ancestros hubo algún curandero, médico o boticario.
La mayoría de los curanderos no tienen estudios pero son respetados y veraces, aún para las personas más cultas.
No curan a su familia y nunca se curan a sí mismos y consideran primero al enfermo y luego a la enfermedad, estando totalmente convencidos que son los intermediarios entre el enfermo y el ser superior.
Generalmente atienden a personas desahuciadas por la medicina tradicional.
http://www.yoespiritual.com/terapias-alternativas/curanderos-quienes-son-que-hacen.html