No tiene por qué ser igual que nosotros pero tampoco el contrario más opuesto, como en casi todo, el término medio es lo correcto.
Lo ideal es que en las relaciones afectivas que tengas en tu vida encuentres personas que te complementen y esto no quiere decir que suplan tus carencias, sino que te entiendan y se pongan en tu piel en todo momento.
De esta manera, si a tu pareja sólo le hace falta mirarte para saber cómo estás o escuchar tu aliento al teléfono es que te conoce bien, pero no basta sólo con esto, debe entenderte y actuar en consecuencia.
Una pareja debe ser una relación madura y lleva implícito un compromiso, no tiene que ser el mismo en todas las parejas, pero normalmente a la pareja la une algo más que el amor, ya sea un compromiso material, sentimental, sexual o moral.
Uno de los errores más graves es creernos que sólo somos nosotras las que tenemos que sentir esa felicidad, ¿Y si nos preocupamos un poco por los demás, por el de enfrente?, y sí. Te sentirás muy bien y muy feliz si haces feliz a los demás. Cuando alcances este punto significará que estás muy a gusto con la persona que tienes al lado y lo que más quieres es hacerla feliz.
Si resulta que siempre actúas para hacer feliz al otro, pensando también en ti, por supuesto, seguro que estás muy cerca de ser su pareja ideal ¡y al contrario!
No intentes buscar en una sola persona tu ideal porque es muy difícil alcanzar una fantasía de este tipo. Confeccionas en tu cabeza un modelo de persona perfecta para vos, pero en la realidad ese ideal de persona no existe sino que existen muchas personas que uniendo sus cualidades y su personalidad pueden acercarse al ideal que anhelas. Baja a la tierra y haz que los mortales lleguen a ser tu pareja ideal, depende de vos.
“Muchas personas sueñan con la pareja ideal, la “media naranja”, el alma gemela. Pero pocas, llegan a hacer realidad sus sueños.”
La mayoría de nosotros tenemos una lista de nociones que describe nuestra pareja ideal. A menudo, recitamos partes de esta lista sobre lo que queremos de una relación. La realidad, inevitablemente, no suele reflejar nuestros ideales y, como resultado, relaciones potencialmente buenas, se encuentran bloqueadas, sino perdidas.
La idealización del amor-pasión
Nuestra cultura es excesivamente compleja como para explicar los asuntos de la pasión y el corazón como si fuesen únicamente una cuestión de hipotálamo, de feromonas, de olor corporal o de evolución (elegimos al más apto para procrear).
Explicar cómo la ideología del amor y el cebo del romanticismo sustentan en nuestras sociedades la estructura familiar supone entender cómo, a estas alturas de nuestra historia, el matrimonio y la pareja siguen siendo núcleos fundamentales en la organización de nuestras comunidades.
En una encuesta realizada aparece el dato significativo de que el 90% de las personas encuestadas manifiestan que no se casarían con alguien del que no se sintiesen enamoradas. ¿Cómo se consolida, pues
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