Para enfrentarse a las muchas dificultades u oportunidades que se nos presentan a cada momento, no necesariamente hay que ser listo, esta capacidad no aporta ninguna ventaja al momento de afrontarlas.
Por lo tanto lo que realmente interesa en estos casos es la inteligencia emocional sobre la inteligencia intelectual.
Al utilizar la inteligencia emocional uno es capaz de automotivarse, tener perseverancia en el constancia frente a las dificultades, poder dominar los impulsos, evitar la angustia , poder confiar en los demás y poder regular los estados de ánimo .
No existe la manera de medir la inteligencia emocional pero existen determinadas características que diferencian a las personas con una elevada inteligencia intelectual a aquellas que tienen una elevada inteligencia emocional.
Por ejemplo las personas que poseen un coeficiente intelectual muy alto son productivas y ambiciosas, pero a su vez tienen tendencia a ser inhibidos críticos y hasta fastidiosos. Mientras que aquellos que poseen un coeficiente emocional alto son sociables, solidarios, equilibrados, decididos, responsables y alegres.
Estas descripciones son bastante externas, en todas las personas existe una mezcla de coeficiente intelectual y coeficiente emocional manifestándose en diferentes grados, pero igualmente la que aporta una cantidad mayor de cualidades y la que nos hace plenamente humanos es la inteligencia emocional.
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