Hay que tener cuidado con la avaricia, que puede ponernos en peligro mortal.
Y no olvides que no es oro todo lo que reluce
Por fin llega a nuestras manos una auténtica leyenda de terror, perfectamente localizada en el lugar, Córdoba, aunque por supuesto la ubicación exacta de la vivienda donde tuvieron lugar los hechos es completamente desconocida.
Sin ninguna duda, ciertos anacronismos nos hacen dudar de la veracidad del relato, puesto que los vecinos tenían teléfono, pero sin embargo la búsqueda del tesoro tenía que hacerse a la luz de las velas...¿No había linternas? Aquí tenéis el relato, juzgad vosotros mismos...
Esta es una leyenda de terror típica de Córdoba que se escucha en todas las zonas de la ciudad. La historia trata sobre una antigua casa del centro de la ciudad que se dice está encantada y cuenta que en ella hace mucho tiempo vivía una familia acomodada que tenía una hija pequeña y varias criadas a su servicio.
Una noche mientras la niña dormía escuchó unos ruidos en el pasillo, abrió lentamente la puerta de su cuarto para mirar el pasillo que comunicaba los cuartos, enormemente largo y oscuro, lleno de cuadros y enlosado.
Al final del pasillo la niña vio lo que parecía un niño de su edad levantando una de las losetas y metiendo algo dentro de un hueco en el suelo. La niña no podía creerlo, lo que vió relucir en la mano del muchacho al pasar por la tenue luz que entraba por la ventana eran monedas de oro.
Cuando el niño se fue salió y se dirigió hacia allí; entonces apareció una de las criadas con una vela enorme que también había visto lo que había pasado y quería sacar partido.Decidieron que no dirían nada a nadie, todas las noches se acercarían y con la ayuda de la luz de la vela levantarían la loseta y sacarían las monedas hasta acabarlas. Todas las noches la niña,que por su tamaño cabía dentro, se metía en el hueco bajo la loseta e iba dando monedas a la criada, quien las iba guardando en un enorme saco. Las noches pasaban y aquel tesoro parecía no acabarse nunca. Cada noche que pasaba la vela iba consumiéndose más y más, pero las monedas seguían saliendo a pares y no querían dejarse ninguna.
Una noche en medio de su labor la vela comenzó a parpadear haciendo amagos de apagarse, la criada le dijo a la niña que saliera del hueco, que ya tenían dinero de sobra. La niña le hizo caso y abandonó el escondrijo, pero en el último momento una moneda cayó del saco al hueco y, en un acto de avaricia y sin pensárselo siquiera, la muchacha se metió de nuevo en el hueco. La criada intentó agarrarla pero no pudo, mientras le gritaba que por favor saliera de allí y dejara la moneda, pero en medio de ese griterío la vela terminó de apagarse. En el momento justo en que el último rayo de luz salió de la vela la loseta se cerró ante los ojos de la criada dejando a la niña dentro.
La criada decidió no decir nada a nadie, los padres dieron a la niña por desaparecida y el tema se fue olvidando con el tiempo. Pero aún en la actualidad dentro de esa casa se siguen oyendo por las noches los gritos de auxilio de la niña que repiten noche tras noche en el pasillo \"Por favor...socorro...sacadme de aquí...\". Incluso la policía ha acudido multitud de veces ante la llamada de los vecinos que oían voces pidiendo ayuda, pero al llegar al viejo caserón lo único que siempre han encontrado es una vela vieja y consumida puesta justo en el centro de una loseta...
Origen de la leyenda: Los cuentos para no dormir que nos contaban nuestros hermanos mayores para hacernos rabiar.
Víctima: Sin ninguna duda, todos nuestros hermanos o primos pequeños. Por supuesto también valen sobrinos.
Credibilidad: La misma que las leyendas del hombre lobo y fantasmas del cementerio.
Posibles mutaciones: Ahora la niña tendría verdaderos problemas para meterse dentro de un suelo de tarima florante.
Objetivo: Asustarte mientras eres todavía demasiado pequeño para comprenderlo y defenderte por tí mismo.