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| Los vivos y los muertos, por Eliphas Lévi | |
| | Autor | Mensaje |
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Hondero 3.0 maestr@
Desde : 31/01/2011 He aportado : 8175
| Tema: Los vivos y los muertos, por Eliphas Lévi Sáb Dic 10 2011, 00:24 | |
| Los vivos y los muertos, por Eliphas Lévi
Parte I Pasando una vez el Cristo por el campo de las tumbas, encontró a un joven que estaba de rodillas y lloraba ante una cruz. Al verle Jesús, se compadeció de su dolor, y aproximándose le dijo: ¿Por qué lloras? Volviose el joven, y extendiendo la mano respondió: -Mi madre está allí desde hace tres días.
-No, hijo mío, tu madre no está ahí. -respondió Jesús- Ahí sólo se ha depositado el último vestido que abandonó; ¿por qué lloras, pues, sobre un despojo inservible? Levántate y marcha; tu madre te espera. El doliente movió tristemente la cabeza y dijo: -No, esperaré aquí la muerte e iré a reunirme con mi madre. -¡La muerte espera a la muerte, y la vida va en pos de la vida! No entristezcas con un dolor egoísta y estéril, el alma de aquella que te ha precedido; no retardes su marcha hacia Dios con tu desesperación y tu inercia. Su amor vive aún en tu corazón, y no la habrás perdido si la haces vivir dignamente en ti. En vez de llorar a tu madre, resucítala. No me mires con admiración, ni pienses que me burlo de tu dolor. Aquella cuya pérdida lamentas está cerca de ti; uno de los velos que separaba vuestras almas ha caído; queda uno todavía, y, separados sólo por ese velo, debéis vivir el uno para el otro; tú trabajarás para ella y ella rogará por ti.
-¿Cómo trabajaré para ella? respondió el huérfano. Ahora que está debajo de tierra, no tiene necesidad de nada.
-Te engañas hijo mío, confundiendo el cuerpo con el vestido. Ella tiene ahora, más que nunca, necesidad de inteligencia y de amor en el mundo donde vive. Tú eres la vida de su corazón y la preocupación de su espíritu, y ella te llama en su ayuda.
Para tener el derecho de descansar, es preciso trabajar. Si no trabajas por tu madre torturarás su alma. Por eso te dije: Levántate y anda; porque el alma de tu madre se levantará y marchará contigo, y tú la resucitarás en ti si haces fructificar su pensamiento y su amor. Ella tiene un cuerpo en la tierra: es el tuyo; tú tienes un alma en el cielo: es la suya. Que esa alma y este cuerpo marchen juntos y tu madre revivirá. Los muertos son los que no piensan y no aman, pues trabajan para la corrupción, y la corrupción a su vez los consume. Deja pues a los muertos llorar por los muertos, y vive con y para los vivos. El amor es el lazo de las almas, y cuando este lazo es puro, es indestructible. Tu madre te precede; marcha hacia Dios, pero está encadenada a ti; y si tú te duermes en la pena egoísta, se verá obligada a esperarte y sufrirá; si la amas, vive para ella.
Fuente: Texto extraído del libro La Ciencia de los Espíritus O | |
| | | Hondero 3.0 maestr@
Desde : 31/01/2011 He aportado : 8175
| Tema: Re: Los vivos y los muertos, por Eliphas Lévi Sáb Dic 10 2011, 00:26 | |
| Parte II
El joven, entonces, se levantó. Sus lágrimas cesaron de correr, y contempló la faz de Jesús con admiración, pues el rostro del Cristo estaba radiante de inteligencia y de amor, resplandeciendo la inmortalidad en sus ojos.
Tomando al joven de la mano, Jesús le dijo: Ven. Le condujo enseguida sobre una colina que dominaba a la ciudad entera, y exclamó: -¡Mira el verdadero campo de las tumbas! Allá en esos palacios que entristecen el horizonte, hay muertos a los que es necesario llorar, más que aquellos cuyos restos yacen aquí, pues esos no descansan. Se agitan en medio de la corrupción y disputan su pasto a los gusanos; son semejantes a un hombre enterrado en vida. El aire del cielo falta a sus pulmones, y la tierra gravita sobre ellos. Están encerrados en las estrechas y miserables instituciones que han hecho para sí, como en las tablas de un féretro. Joven que llorabas y cuyas lágrimas secó mi palabra, llora y gime ahora sobre los muertos que sufren aún. Llora sobre aquellos que se creen vivos y que son cadáveres atormentados. A esos hay que gritar con poderosa voz: ¡Salid de vuestras tumbas! Joven, mantente dispuesto, y guárdate de morir. Vive para aquellos que amas, ama a aquellos que viven, y no llores por los que han subido un grado más en la escala de la vida; llora por los muertos. Tu madre te amaba; te ama por consiguiente, mucho más en este instante en que su pensamiento y su amor están libres de las pesadas barreras de la tierra.
Llora por los que no piensan en ti y no te aman. Pues te digo, en verdad, que la humanidad solo tiene un cuerpo y un alma, y vive doquiera se trabaja y se sufre.
Un miembro insensible al bienestar y al dolor de los otros miembros, está muerto y debe ser suprimido en breve.
Dichas estas cosas, el Cristo desapareció de la vista del joven, quien, después de haberse quedado algunos instantes inmóvil, y como bajo la impresión de un ensueño, emprendió silenciosamente el camino de la ciudad, diciendo: Voy a buscar a los vivos entre los muertos. Y haré bien a todos aquellos que sufren sufriendo con ellos y amándolos, a fin de que mi madre lo sepa y me bendiga en el Cielo; pues ahora comprendo que el Cielo no está lejos de nosotros y que el alma es al cuerpo, lo que el cielo material es a la tierra.
El cielo que rodea y sostiene a la tierra se abreva en la inmensidad, como nuestra alma se embriaga de Dios mismo. Y los que viven en el mismo pensamiento y en el mismo amor, no pueden separarse jamás.
Fuente: Texto extraído del libro La Ciencia de los Espíritus O | |
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