Hay determinadas fechas, sea porque hay un cumpleaños o porque lo impone el comercio, en los que uno debe hacer regalos casi por decreto. Normalmente, acabamos corriendo a última hora a las tiendas, esperando que la inspiración nos lleve al regalo adecuado. Por desgracia, no suele ser así, y ese día encontramos todo menos lo que estamos buscando.
Encambio, en otra ocasión veremos casualmente justo lo que la persona necesita, Si es alguien con quien tenemos mucha relación ¿por qué no sorprenderle con un regalo inesperado? Es absurdo que la estima tenga que demostrarse en días prefijados. Puede ser una excusa perfecta para salir a comer con esta persona y alegrarle el día. Ese gesto tiene valor precisamente porque es espontáneo. Especialmente si no dispones de mucho tiempo para compartir con ella, le demostrarás que la tienes presente y estás atento a sus gustos.
Cualquier acto de generosidad reporta más satisfacción al que lo ofrece que a su destinatario. Los pesimistas afirmarán que es por vanidad, seguramente para justificar que ellos mismos son poco proclives a dar. En cualquier caso, pensar en los demás es una noble actitud que estrecha nuestros lazos con el mundo y nos libera del egoísmo.
Muchas personas cometen el error de regalar aquello que a ellas les gustaría recibir. Elegir el regalo adecuado requiere una medida de intuición y otra de observación.
Libro de Gottfried Kerstin