Iniciando el retorno del ser

Hemos iniciado el camino de retorno, comenzamos a despegarnos del entorno, de todo aquello que creía ser YO. De todo aquello que creía me representaba en la vida que les comunicaba mi YO a los demás, mis posesiones, mi posición social, económica, profesional todo aquello que me dio valor, todo aquello que traté de extraerle valor ante los demás, todo aquello que representaba mi valía, todo aquello que irónicamente siendo pasajero trataba que representara a lo permanente, a mi YO.

Todo aquello que creía acentuaba mi PRESENCIA en el mundo, todo aquello que cambia constantemente y mi terror por conservarlo en un ciego afán de conservar mi PRESENCIA, todo aquello que es fácilmente atacable por ser perecedero igual atacaba mi PRESENCIA.

Ridículamente mi PRESENCIA eterna vive constreñida en valores pasajeros y mutables, con la perdida de los valores y posesiones viene una aparente pérdida de PRESENCIA de existencia.

Los valores mutables son distintos para cada quien y por ende sujetos a comparación, lo cual nos lleva erróneamente a creer que comparamos PRESENCIA, existencia aquel que vive con su PRESENCIA repartida en su entorno es susceptible a cualquier cambio en su entorno.

Un ataque a su entorno se convertirá así en un ataque a su PRESENCIA como SER, una pérdida de su entorno será entendida equivocadamente como una perdida de su PRESENCIA de su SER.

Un desprecio de su entorno será igualmente visto como un desprecio de su PRESENCIA. El objetivo de la vida de ganar PRESENCIA del SER se transforma en ganar "mas entorno, posesiones". Con esta enorme carga cambiante constantemente, ingenuamente nos dedicamos buscar la felicidad. No como fruto de nuestra PRESENCIA sino como fruto de nuestros entornos y posesiones, tratamos de conseguir la paz pero no desde la PRESENCIA sino desde lo cambiante del entorno.

Nuestra ceguera es tal que fincamos la paz y la felicidad en objetos materiales, y aun de carne y hueso, sin darnos cuenta que por ser mutables así de mutable será "su" paz y felicidad que otorguen. La paz y felicidad no pueden venir de lo mutable, sino solo de lo inmutable de aquello que nunca cambia, por eso es PAZ porque nunca cambia no importando comparaciones, perdidas ni ganancias.

Al vivir con nuestro Ser pegado al Entorno le estamos dando al Entorno el poder de darnos paz o guerra, es nuestro entorno el que define nuestra felicidad o tristeza, nuestra alegría o nuestro dolor.

Siendo nuestra PRESENCIA simples juguetes del viento del entorno y resignándonos con lo que ello nos otorgue, la felicidad solo puede derivar de saber perfectamente quienes somos no ayer no mañana, sino SIEMPRE.

¿Como puede haber felicidad en algo que cambia constantemente y que necesita la aprobación de los demás?

Cómo puede haber paz si hay tantos lugares donde nuestro entorno puede ser agredido, mutilado, atacado.
Entre mas regada nuestra PRESENCIA en nuestro entorno mas débiles somos, se nos olvida que estamos en un universo cambiante la naturaleza del entorno mismo es el cambio y en este medio queremos conservar nuestra paz, nuestra felicidad volviendo lo impermanente eterno.

Solo lo realmente eterno es inmutable, permanente, incomparable, inatacable, indestructible, solo lo realmente eterno es feliz y pacífico pues no varía. El Ser humano posee esa dimensión de eternidad dentro de si, su REAL SER, por lo tanto ya posee esa PAZ y FELICIDAD que tanto busca en la vida le son inherentes, siempre y cuando piense y sienta desde lo que ES, desde ese REAL SER que ya es.

Pero aquí inicia la tragedia, el gran engaño, el hombre no piensa ni siente desde lo que realmente es, ha creado una coraza imaginaria de personalidad que como velo le oscurece la vista a su propia realidad. Y es esa personalidad la que toma el mando en su ser, la que le hace creer que "es". Desde esa personalidad se estudia, se sacan carreras, se reciben títulos, se ganan millones.

Se ganan y pierden amigos, se crean y destruyen familias, se juega a la guerra y a la paz. Se habla de justicias e injusticias, todo según las fuerzas y corrientes cambiantes del río de la vida. Todo el mundo y civilización conocida nace de esta cáscara pronta podrirse y reponerse nuevamente, tan cambiante como todos sus resultados, tan ligera y fugaz como la luz y sombra que le vio nacer y morir.

Y nada de esto es verdad, nada de esto es REAL, pues nace de lo irreal de lo cambiante de lo efímero. Si el hombre recogiera su realidad, su sensación de SER del entorno y lo concentrara en su Ser seria distinto. Un ataque al entorno, no seria un ataque a su SER, una comparación humillante a su entorno, no lo seria para su SER, una perdida en su entorno no seria una pérdida de su SER.

La angustia del triunfo o la agonía de la derrota del entorno No afectarían su SER, conociendo así el SER la paz y felicidad que son su herencia su razón.