Hemos de hablar de un camino del retorno, pero retorno ¿a dónde?, ¿a quién?, ¿cómo?. Las preguntas pueden ser intuidas, pero las respuestas se funden en una sola: es el retorno al origen, al punto de partida, a ese centro misterioso de donde alguna vez salieron en emanaciones, todas las criaturas del universo.
Manifestación de la semilla humana.
Y el ser humano en búsqueda de un plano de manifestación, hubo de descender de plano en plano hasta alcanzar la densidad necesaria que pudiera ser armónicamente complementada, para alcanzar una totalidad de manifestación, y ese fue el reino físico, el mundo de las formas.
Su esencia provocó cambios en la superficie del planeta, su energía modificó el entorno y moldeó un cuerpo de manifestación; el reino animal respondió a ese estímulo, produciendo un molde de donde partieron los padres de la raza, con las características propias de la vida inteligente.
La evolución y la selección natural.
El molde original fue variando hasta adaptarse mejor a las condiciones en que se desenvolvía; a esto le llamaron evolución, y posteriormente, le llamaron principio de selección natural, a la capacidad innata de adaptarse mejor a las condiciones ambientales. El hombre quedó entonces encerrado en el molde, y la memoria de su divino origen quedó perdida en el remoto pasado, en las entrañas mismas de la esencia que manifestaba, y la perfección del molde fue tal, que desarrolló su propia conciencia, acumuló sus propios recuerdos y se formó una raza de seres durmientes.
El sueño de la inconsciencia.
Mientras, las chispas divinas, las originadoras de todo este impulso evolutivo, permanecieron en latencia esperando el momento para su total despertar. Los moldes tomaron conciencia de sí mismos, y sus razonamientos humanos acallaron las voces que provenían de sus propios cielos espirituales. El dulce sueño de la inconsciencia se apoderó entonces de la raza humana, adormeciendo todos aquellos recuerdos que mantenían vivo el deseo del retorno.
La aparición de la mente.
Y los sentidos físicos se agudizaron y el cerebro creó a las mentes, y las mentes respondieron a los impulsos del mundo físico, fabricándose una realidad que respondía únicamente al mundo tridimensional, y lo que antes había sido necesario para proteger a los escasos miembros de la reciente formada colonia humana, se convirtió posteriormente en el obstáculo más importante a vencer por todos aquellos que anhelaban la libertad espiritual.
Los instintos de supervivencia tan importantes en las primeras etapas del hombre, fortalecieron a tal punto la conciencia humana, que los impulsos divinos debieron silenciarse, y el hombre olvidó su pasado, su origen y su misión, y se embarcó en una aventura que hoy por hoy aún no ha terminado.
¿Qué es entonces el camino del retorno?
Es un profundizar en las causas que originaron el olvido, es escudriñar las voces que hablan desde muy adentro, es redescubrir la esencia que ha quedado olvidada, es desandar los pasos que han inclinado al hombre hacia el reino de las formas, para dirigirlo nuevamente hacia el reino de las esencias. Este es el camino que nos proponemos explicar.
Sobra decir que la comprensión de estos conceptos, no lleva necesariamente al redescubrimiento de uno mismo, que el comentar y participar de estas enseñanzas, jamás podrán sustituir a la investigación personal que cada uno habrá de realizar en sí mismo. Nosotros mostraremos la puerta, cada quién habrá de abrirla, cada quién habrá de caminar, cada quién habrá de trabajar en su propio retorno.
Espero que estas instrucciones sean para ustedes el motivador que necesitan para seguir el impulso que hace tiempo empezaron: el camino del retorno.
Saint Germain