Todos los seres por naturaleza tenemos la gran desdicha de fallar, queramos o no queramos, en pequeñas cosas o en cosas en gran manera significativas.
Algunos hemos desarrollado fácilmente la habilidad de perdonar, al que nos hiere, otros no, algunos perdonamos muy fácilmente y a otros nos cuesta aun mas, tratar de perdonar al que nos ofende.
Pero, peor aun, hay en nuestro ser una forma no sana, de cómo nos enfrentamos ante nuestras propias torpezas, y todo depende de cómo hemos sido criado, hay personas, que son muy tolerantes con sus propias torpezas, malas decisiones, y debilidades, pero que les exigen a otros que tienen que ser perfectos, y no deberían equivocarse jamás, y pareciese que no soportan a la gente que cae en sus propias torpezas y tienen sus mismas debilidades.
Hay otro tipo de persona, que muchas veces, juzgan a otros de manera implacable, y piensan que ellos jamás caerán en esos errores, por eso es que a ellos mismos, siempre les cuesta, entender como es que la gente cae en esos errores.
También hay quienes, siempre cometen errores, y siempre terminan excusándose por sus malas decisiones, y también excusan a otros, para evitar que alguien los juzgue.
Pero, también, habemos muchas otras tantas personas, que realmente, no sabemos perdonarnos a nosotros mismos, y aunque a otros podemos entenderlos en sus debilidades, podemos aconsejarlos, ayudarles, levantarles el autoestima cuando han fallado, le hemos sabido darle la mano a alguien para levantarle cuando ha caído, le hemos servido de ayuda a alguien que ha dañado su testimonio, y hemos levantado el autoestima del que se esta muriendo con una culpa de algo terrible que cometio, todavía aun nosotros mismos, no nos hemos podido perdonar nuestras debilidades, torpezas, y flaquezas, es como si algo por dentro nos dijese, los demás si tienen permiso para fallar, pero tu no.
¿Y qué cuando nosotros fallamos?
Porque será tan difícil, de que nos perdonemos a nosotros mismo? Sin duda todos tenemos razones distintas por las cuales aprendimos a no aceptar, que podemos fallar tan igual como cualquier mortal en este mundo.
En mi caso personal, reflexionando en el tema, considero que se lo debo al hecho de que tuve una madre y un padre, ambos muy perfeccionistas hasta el punto, que las mas insignificantes fallas, eran criticadas, bien castigadas, recordadas una y otra vez, y hasta si éramos residentes en alguna falta, ya teníamos una etiqueta que nos marcaba para siempre.
Tenemos que aprender, a borrar las etiquetas que en el pasado nos impusieron, tal vez tu padre o madre, abuelos, tíos, compañeros de clase, maestros, vecinos, quien haya sido.
El problema no es que fallemos, el problema radica en que no sabemos que hacer con nuestras fallas, mientras lo intentas por lo menos comienza en aceptar que tu eres un ser humano, con fallas así como virtudes, y que si bien no debes seguir errando, tampoco debes seguir identificándote con el error, como si tuvieran un sentido de pertenencia el error contigo y tu con el.
Errar, es una circunstancia, que fue adversa, que te limito, que saco lo peor de ti, solo eso circunstancia, (espacio de tiempo, de lugar, solo fue un suceso) y no importa cuantas veces se haya repetido, solo fue un suceso, no puedes calificarte por tus sucesos, debes identificarte por tu carácter, personalidad, características propias de ti, que te diferencian de los demás, perdona los errores del pasado que hayas cometido, y continua experimentando, en la vida, hasta que apuntes al blanco de donde quieres llegar, y si no has llegado, continua trabajando hasta que llegues, y si todavía no llegas continua hasta que llegues.