“¿Para quién se actúa el día a día?”
Toma un poco del tiempo que dispones para preguntarte ¿qué buscas con lo que haces a diario? Porque si no sientes dicha por estar vivo, algo de lo que haces te aleja de tu ser y de qué has venido a hacer.
Algo sabido es que el tiempo de tránsito con el cuerpo humano es aproximadamente el mismo para todos los cuerpos. Hemos formado una personalidad por asimilación, reacción y / o herencia y en base a ésta actuamos en el escenario del cada día. Uno ha de comenzar dentro de sí, re-conociendo su propio valor como parte de toda la existencia, sabiéndose necesario para que el cosmos se manifieste con la forma que a cada uno le es propia y dedicarse el tiempo necesario para descubrirse en su ser interno, encontrar cuál es nuestra necesidad más propia y profunda, y trabajar a diario para hacerla una realidad.
¿Cómo uno puede ser leal a sí mismo si aún nose conoce?
¿Cómo puede uno hacer coherente el hacer con el ser sin saberse?
Dedicarse un tiempo para estar sólo, o si se tiene a un ser con quien tomar la oportunidad para abrirse y observarse uno mismo hasta alcanzar claridad para distinguir lo propio y lo ajeno de los actos (hablar, obrar, sentir, pensar), e ir eliminando aquellas actitudes que son ajenas y reemplazándolas por las auténticas. Llegar a la propia individualidad al hacer, decir, pensar, sentir, para lograr que todo sea unidireccional con lo que uno es.
La Integridad de la totalidad del uno en cada acto permite vivir en plenitud más allá de los resultados. Se siente gratitud por la plenitud al hacer. Después si sale de una u otra forma, mejor o peor, en cualquier de todos los casos, habrá que volver a disfrutar haciendo.
Alinearse en la totalidad desde adentro, desde el propio centro. Para ello hay que centrarse primero y una forma es reconocer que la personalidad es un hacer habitual.
Haz algo, cualquier cosa, sin importar su duración, más que sea algo que todo tú ser esté de acuerdo, hasta la voluntad que mueve el cuerpo. Hazlo y siente, sin forzar el verbo para describirlo- después lo harás-. Siéntete.
Así es la vida en su totalidad. Plena. Coherente consigo misma. Total.
¿Qué clase de cordura es la de un ser humano que siente una cosa, piensa otra, dice algo diferente, hace algo distinto a todo su interior y todo ello en discordancia con lo que Es?
¿Cómo puede sentirse un ser transitando en ese estado?
¿Qué paz puede tener?
¿Cuánto puede apreciar de la vida del día a día?
Es difícil. Muy difícil, porque una parte de uno está habituada a obrar de una forma que, quizá, esté muy armónica con el obrar general y hay que echar raíces muy dentro de cada uno para sostenerse ante el rechazo casi general. Un ejemplo simple para ejercitarse es respetar los semáforos como peatón; veas o no que vienen autos, respétalos. Verás que difícil te resulta al principio, pues si estás distraído avanzarás para cruzar cuando la masa se avalancha, es casi una inercia masiva. Vuelve a intentarlo. Es simple y notarás, mientras te quedas con unos pocos parado en la vereda esperando la luz para cruzar, cuántos planteos pasan por la mente, para lograr seguir a la multitud. Esto muestra la tendencia a seguir haciendo lo que se está acostumbrado a hacer. De manera similar sucede cuando uno se despoja de una actitud incoherente con su ser e intenta reemplazarla por otra que conecte sus actos con la existencia que es. Vuelve a intentar hasta...volver a intentar, al fin de cuentas se trata de alcanzar tu propia felicidad incondicional en cada eterno instante llamado Ahora.
“¿Cómo se define al ser que es unidireccional en el hablar,
pensar, decir, sentir, y obrar?”
“¿Qué le permite a uno seguir repitiendo los mismos actos, sabiendo que obtendrá los mismos resultados?”
“Si no es uno mismo quien elige los actos (pensar, decir, sentir, obrar) que definen la personalidad más diáfana del propio ser ¿quién lo hace por uno?