Tal vez algunas de las cosas que nos suceden en la vida dependen del azar (que no existe en estado de pureza) y la suerte. Pero todos sabemos que no encontraremos lo que necesitamos si estamos buscando en el lugar equivocado. ¿Qué pasa si en este camino que es nuestra vida hemos seguido un sendero erróneo? ¿No es de esperar que en ese camino que no es el nuestro no encontremos nada que nos satisfaga por completo?
Cuando una persona está siendo fiel a sí misma y está, por tanto, en su camino, encuentra más fácilmente aquello que necesita. Algunos se lamentan, por ejemplo, de ir a dar siempre con las personas equivocadas, que aparecen en su vida ‘por accidente’, que son siempre el mismo tipo de gente inapropiada, con quienes no se sienten a gusto y que nada tienen que aportarle. No sólo en las relaciones, sino también a nivel laboral y en otras muchas áreas de sus vidas, la mala suerte parece perseguirles hagan lo que hagan. Quien está en su camino, en cambio, está siendo fiel a sí mismo y está mostrando al mundo su verdadero rostro, no un yo falso, por lo que no es extraño que atraiga a un tipo de personas que hacen que se sienta bien y le aporten algo. Por lo tanto, el principal indicador de que no estamos en el lugar correcto es esa sensación de que nada de lo que nos sucede, sea bueno o malo, es adecuado para nosotros y nuestro crecimiento.
No obstante, aquí conviene recordar cómo los protagonistas de la conocida novela La Ciudad de la Alegría encuentran satisfacción personal en uno de los barrios más pobres y miserables de Calcuta, rodeados de muerte, enfermedad, suciedad y hambre. Da igual si tu camino es un lecho de rosas o un sendero de piedras y espinas. Te sentirás bien si estás viajándolo, porque es tu lugar en el mundo y el sentido de tu vida sólo lo encontrarás allí.