Ser autoexigente tiene tantas ventajas como inconvenientes. Por un lado te esforzarás con una intensidad por encima de la media en lograr tus objetivos. Esa es la parte positiva. Por otro lado la autoexigencia te puede llevar a desistir pronto de alguna actividad si no obtienes inmediatamente los resultados esperados. Aquí encontramos la parte negativa. Sin embargo el hecho de que no veas los resultados no quiere decir que los resultados no estén ahí. En muchas ocasiones tu progreso es perfectamente positivo pero el hecho de ser tan autoexigente te impide tomar conciencia del camino que llevas recorrido. La autoexigencia es como una venda que te cubre los ojos y te impide ver cuál ha sido tu progreso ya que para ti ese progreso nunca es suficiente. Piensas que lo que has hecho ni siquiera merece ser llamado “progreso”. Cualquier otra persona en tu lugar estaría muy satisfecha de sus logros. Sin embargo tú prefieres quitarte todo el mérito y pensar que con la cantidad de tiempo que llevas invertido en esa actividad, deberías haberlo hecho mucho mejor. Este pensamiento te puede llevar a abandonar la actividad que con tanta ilusión empezaste. Lo curioso es que esta falta de motivación no tiene nada que ver con la pereza. En realidad ha surgido a raíz de nuestra autoexigencia.
Es posible que te sientas identificado con algo del párrafo anterior. Yo me identifico plenamente. La autoexigencia me acompaña constantemente día tras día. Sin embargo el tiempo me ha enseñado a manejarla y a no dejar que me domine. A continuación intentaré compartir algunos consejos que te ayuden a quitarte la venda de la autoexigencia y aprender a valorar el progreso que hayas conseguido en una actividad determinada.
Técnica 1: Analiza tus niveles de conocimiento
Debes aprender que a la hora de desempeñar una actividad determinada existen 4 niveles de conocimiento:
A. DESCONOCIMIENTO INCONSCIENTE: Quiere decir que ignoras aquello que desconoces. Hoy en día el pádel es un deporte de moda, sin embargo hace algunos años nadie sabía ni siquiera de su existencia. Es un claro ejemplo de Desconocimiento Inconsciente.
B. DESCONOCIMIENTO CONSCIENTE: Eres consciente de tu desconocimiento hacia una actividad determinada. Siguiendo con el ejemplo del pádel: ahora sabes que existe un deporte llamado pádel pero no tienes ni idea de cuáles son sus reglas ni de cómo jugar. Es decir: “sabes que no sabes”.
C. CONOCIMIENTO CONSCIENTE: Aquí es donde comienzas a esforzarte por aprender esa nueva técnica. El ejemplo más claro es cuando aprendemos a conducir. Conducir es una actividad tan novedosa que debemos concentrarnos en saber qué marcha introducir en cada momento o cuándo pisar el embrague.
D. CONOCIMIENTO INCONSCIENTE: Este es el nivel más alto de aprendizaje. Una vez que hayas llegado a este nivel, se habrán generado los automatismos que te permitan perder la consciencia sobre la actividad que estés realizando. Si tienes varios años el carnet de conducir, introduces las marchas de manera automática. Con el conocimiento inconsciente “no sabes que sabes”.
Cuando sientas que no estás progresando lo suficiente en una actividad determinada, piensa en estos 4 niveles. Trata de identificar en qué nivel te encuentras y analiza el tiempo que te ha llevado saltar de un nivel a otro. Si todavía no eres un experto en una actividad determinada, lo normal es que te encuentres entre los niveles B y C. Si estos niveles te resultan insuficientes, debes crear subniveles. Los subniveles no son otra cosa que ejemplificar con acciones concretas cuál está siendo nuestro progreso. Explicaré el concepto de los subniveles con una actividad en la que me estoy iniciando en estos momentos: Mountain Bike.
B1. SUBNIVELES DEL DESCONOCIMIENTO CONSCIENTE: Aquí se encuentran todas las actividades que sé que existen pero aún no he aprendido a llevar a cabo: cambiar una rueda, engrasar la cadena, escoger la ropa adecuada dependiendo del día, saber elegir cuáles son las mejores marcas de complementos para la bici, etc.
D1. SUBNIVELES DEL CONOCIMIENTO INCONSCIENTE: Todavía no he aprendido lo suficiente como para haber generado automatismos que me hayan permitido saltar a este nivel. Sin embargo estoy seguro de que en poco tiempo el ejemplo puesto en C1 con la subida de la cuesta se habrá transformado en D1. Es decir, podré subir una cuesta seleccionando de manera automática la marcha más adecuada sin ser consciente de ello.
Técnica 2: Compárate contigo mismo
Aunque pienses que tu progreso no está siendo todo lo positivo que te gustaría, trata de hacer un esfuerzo mental y recordar cómo era tu perspectiva de la actividad antes de haber comenzado a aprenderla. Se trata de hacer una regresión mental hasta un punto temporal en el pasado en el cual no teníamos ningún conocimiento de dicha actividad. Trata de recordar tu primer día con esa actividad. Las sensaciones que tenías. Cuáles eran tus pensamientos. Qué expectativas tenías sobre esa nueva actividad que estabas a punto de aprender. Cuanto mas profunda sea tu concentración, más cosas podrás recordar. El objetivo es que recuerdes el gran grado de desconocimiento que tenías en ese momento y lo compares con tu grado de conocimiento actual. Si logras realizar esa comparación con tu “yo del pasado” tomarás consciencia del largo camino recorrido en tu proceso de aprendizaje hasta llegar al momento presente.
Si te resulta muy complicado llegar hasta el punto de concentración para realizar la regresión mental, puedes compararte contigo mismo mediante la técnica de los niveles. Es decir, cogemos lápiz y papel y anotamos todas las conclusiones acerca de los niveles y subniveles. Pasados un par de meses, volveremos a repetir el análisis en una nueva hoja que compararemos con la anterior.
Técnica 3: Compárate con otras personas
Comparar tu aprendizaje con el de otras personas que lleven un tiempo similar desempeñando la misma actividad puede ayudarte a valorar cuál ha sido tu progreso. Si consideras que tu progreso está siendo superior, te motivarás ante la toma de conciencia por estar en el camino adecuado. Si por el contrario piensas que tu progreso está siendo inferior, te esforzarás por incrementarlo. De una manera u otra, compararte con terceras personas te traerá consecuencias positivas siempre y cuando seas consciente de tus propias limitaciones. No tener conciencia de cuáles son nuestros límites nos puede llevar a la decepción. Personalmente prefiero compararme con mi “yo del pasado”, si esto no es suficiente entonces me comparo con terceras personas.
Técnica 4: Pregunta a tu alrededor
Deja tu ego a un lado y trata de obtener una crítica sincera de aquellas personas que te rodean. Pregúntales cómo creen que lo estás haciendo. Deben decirte con total honestidad cómo evalúan tu aprendizaje. Te sorprenderás con el hecho de que la mayor parte de las veces en que pidas una opinión recibirás una crítica mucho más positiva que la que tú mismo te asignas. Ser consciente de cómo te ven desde fuera te hará reflexionar y valorar tu aprendizaje.
Espero que alguna de estas técnicas te ayuden a valorar el progreso que estés llevando en cualquier cosa. Por pequeño que sea ese progreso siempre es positivo. Cualquier paso adelante es un paso bien dado. Lo importante es mantener la motivación para no abandonar la actividad que hayamos empezado.
http://psicocode.com/mejorar/como-saber-si-estas-progresando-en-algo/