Vamos a figurarnos que eres un Universo y que las piernas para recorrerlo están hechas de tus rutas mentales, tus formas para pensar, de sentir, de tus dichos, de todos tus actos.
¿Cuánta velocidad, calidad y presencia total te otorga pensar que todo, absolutamente todo fluye a favor de tu ser, que todo está dispuesto en su tiempo justo y preciso para que goces de tu felicidad, y que todo es para alimentar tu capacidad de amar?
Puede ser cierto o no.
Lo que sí es cierto es que construyendo tus piernas con otros pensares quedas paralizado en un mismo lugar y sintiéndote mal, entonces ¿para qué insistir con el mismo procedimiento que inevitablemente conducirá al mismo lugar?
Y si uno se da la oportunidad de ver cada circunstancia como una experiencia para el propio beneficio, para conocer lo mejor de sí mismo ¿no se vivirá el momento presente desde la amigabilidad, intensidad y gratitud con el entorno?
“El campo de aplicación de cualquier teoría es la vida misma, cada día”