En nuestro recorrido por el laberinto de la Vida, tenemos que superar la neblina que empaña nuestra visión, lo real es aquello que nosotros conceptualizamos, designamos y con ello aparentemente podemos compartir una "totalidad" por la colectividad.
La humanidad ha elaborado conceptualizaciones de un constructo complejo dandoles categorias condicionadoras, ello ha conducido a la creencia de lo real es la Verdad.
Atrapamos una planta, le atribuimos conceptualizaciones, de carácter ciéntifico, de carácter cultural y con ello la hemos atrapado, pero no la hemos hecho nuestra, porque la planta, está mucho más allá de que nosotros podamos atribuirle; y este es el punto de inflexión, para comprender nuestro condicionamiento, cada ocasión que veamos esta planta, no veremos al ser vivo manifestación de la existencia, la manifestación de la Verdad, nosotros veremos la manifestación del mundo, lo que designamos como Real.
La designación es memoria, y la memoria produce seguridad, y es esta seguridad, la que pulsa a mantener la ilusión de realidad como si fuese una Verdad.
La memoria, pensamientos que empañan el espejo, que no nos pertenecen ofrecen esa falsa seguridad que somos los que controlamos el mundo, y por extensión lo confundimos, y llegamos a pensar que ello es la Vida.
Nos adueñamos de las memorias ajenas como propias, neblinas que impiden un estar en la Vida, un regreso a la Fuente de la Vida que es la Existencia.
Limpiar el espejo, es comprender al margen de las memorias lo que acontece, la originalidad del Ser se expresa, cuando somos conscientes de que somos usuarios de lo que el pasado nos ha legado.
La motivación que pulsa a continuar con ello es la ausencia de esfuerzo personal y la falsa seguridad de que es lo correcto porque todo el "mundo" también lo hace.
Preguntémonos lo siguiente, ¿por qué se itera, se repite los ciclos de comportamiento en la humanidad una y otra vez?, y ¿por qué en la história personal se iteran comportamientos que aún sabiendo en la subjetividad que son erróneos se continúan con ellos?
La respuesta es el condicionamiento a que no debe ser de otro modo, aunque sabemos que sí puede ser diferente. Adquirimos costumbres, memorias, conocimientos pero adquirimos algo todavía mucho más decisorio para nuestro devenir, y es el aprendizaje de la concesión de que los pensamientos son la comprensión de la Vida, pero ello no es de este modo, los pensamientos reinterpretan el mundo en relación a nuestras pulsiones personales y estas están nutriendose y mutandose en un constante cambio para que nuestra história social encaje en los márgenes que nosotros hemos establecido, solos o por legado externo.
Examinemos lo siguiente, cada día se "descubre" alguna especie nueva de planta, insecto y en el pasado fueron animales, como si antes no existiesen, nuestra colectividad del mundo, les da identidad mental, lo conceptualizamos y por ello en nuestra ilusión condicionada llegamos a creer que lo hacemos nuestro.
La Vida no es una manifestación de la existencia ajena a nosotros; sómos nosotros mismos; sin embargo no es la aceptación común porque lo que deseamos es ser dueños de la Existencia, y es por ello que reinterpretamos la realidad como verdad, todo ello se fundamenta en el miedo a la ausencia de seguridad en un presente que es causal de un futuro incierto.
Atribuimos un valor de carácter fundamental a lo que condicionamos como Realidad, la falsa seguridad que nos otorga ello, nos evita el esfuerzo temeroso de tratar de comprender la Vida, que sin nuestras conceptualizaciones empaña la consciencia de la Verdad.
Confundimos territorio con geográfico, la verdad de lo que es por la reinterpretación de ello representándolo en un mapa, creación conceptual para poder de nuevo atrapar lo inatrapable.
El conflicto no es la conceptualización, ni tampoco es el mapa, el conflicto real, es haber olvidado que es una reinterpretación de la Vida en modo de Mundo, y habernos creido el concepto mucho más que la Verdad.
Esta es la clave, el instrumento a superado a su utilidad, ello es una ausencia de consciencia subjetiva, una perdida de libertad personal para decidir a lo que atribuimos importancia y que no.