Zhu Yu lleva años repitiendo un espectáculo de canibalismo en el que supuestamente se come el cuerpo de un bebé muerto. Es lo que en China se conoce como «arte extremo», la última forma de expresión radical para una nueva generación de creadores que han surgido de la sombra de la censura comunista con el lema de «No hay límites».
Zhu Yu, es quizá el que más lejos ha llevado la nueva tendencia artística llegada del Imperio del Centro. Natural de Shanghai, este artista dejó boquiabiertos en la bienal de Shanghai a organizadores y visitantes al preparar, con mantel y cubiertos, un banquete en el que se comió el feto que previamente había cocinado a la parrilla.
«Ninguna religión prohíbe el canibalismo. Ninguna ley dice que no se pueda comer carne humana. He aprovechado ese espacio vacío entre la moral y la legalidad para desarrollar mi trabajo», asegura el protagonista del escandaloso espectáculo.
Las fotografías de la exhibición de Zhu Yu en Shanghai -ahora repetida en el Reino Unido- han recorrido las entrañas de Internet durante los últimos dos años y en ellas se le puede ver devorando, parte a parte, un feto de seis meses procedente de un aborto.«Sé que hay gente que no cree que el bebé sea real, pero lo es.Me lo llevé de un colegio médico», asegura Zhu cuando se pone en duda la veracidad de su espectáculo.
El excéntrico autor asegura que la ingestión de la carne de feto le supo mal, le provocó náuseas e incluso le hizo vomitar varias veces durante la función sensacionalista, pero que siguió hasta el final para demostrar «el significado de la vida y la muerte».El espectáculo incluía una segunda parte bautizada como «cerebro humano enlatado» en la que Zhu Yu introducía sesos humanos en recipientes para mermelada.
Zhu Yu planea recorrer el mundo y presentar su obra allí donde lo acepten para «abrir la mente de la gente» Mientras, un grupo de artistas tradicionales chinos ha alzado su voz contra lo que consideran «una vergüenza nacional» que no se puede llamar arte.
La aparición del arte extremo chino probablemente tiene mucho que ver con la propia Historia del país. La llegada de la revolución comunista no fue una buena noticia para el arte en China. Los Guardias Rojos de Mao destrozaron todo lo que pudieron durante la Revolución Cultural (1966-1976). Músicos, escultores y pintores fueron apaleados, encerrados e incluso ejecutados. Así, el legado artístico del milenario país quedó maltrecho sin remedio y la sensibilidad cultural china fue seriamente dañada.
Más de dos décadas de apertura económica han dejado atrás los malos tiempos y, aunque la mayoría de los artistas ha aprovechado la nueva primavera para recuperar el arte de antaño, algunos han escogido para salir del anonimato formas mucho más extravagantes.
http://www.elmundo.es/cronica/2003/377/1041933831.html