Diev llegando a maestr@
Desde : 05/06/2011 He aportado : 770
| Tema: El vínculo afectivo en la pareja Miér Jul 27 2011, 18:14 | |
| Hola a todos. Quería poneros un fragmento del libro de Ramiro Calle "El arte de la pareja. Saber asir, saber soltar". Espero que os ayude a crear y disfrutar de una relación sana Tan importante es recuperar la pareja como saber mantenerla una vez ya esté con nosotros. Podremos caer en nuevos errores, pero intentamos no caer en los mismos. En toda relación de afecto surge el vínculo afectivo, es decir, una unión marcada por el cariño. Es indudable que en la pareja en la que hay cariño se da un vínculo afectivo, que es mucho más importante que la difusa actitud del compromiso, puesto que éste cada uno puede entenderlo a su modo, pero el afecto es un sentimiento hondo y más allá de juicios, opiniones y condicionamientos. Pero el vínculo afectivo puede ser sano o insano, armónico o inarmónico, para el crecimiento o para la regresión, para la dicha o para la desdicha. Hay relaciones que terminan volviéndose muy morbosas y patológicas por la índole del vínculo afectivo, que puede llegar a destruir psíquicamente a la pareja o a uno de sus miembros. En la relación de pareja se dan muchos sentimientos, emociones y pasiones, pero unos son saludables y otros no lo son. Hay que cultivar un vínculo afectivo sano y constructivo y eso también depende de las personas que configuren la pareja. La persona madura en la relación de afecto propende a atender, cuidar, respetar, tolerar, ayudar, confortar, disculpar, apoyar y cooperar. La persona inmadura, a descargar su responsabilidad, culpabilizar, exigir, imponer y defenderse narcisistamente. No se trata sólo de querer, sino de querer bien y construir sanamente la pareja, para lo cual el vínculo de afecto debe ser equilibrado y cuidarlo para evitar que se enrarezca, se desequilibre y enferme. En tal sentido colabora al vínculo sano lo siguiente: • Conocerse mejor, cultivar una adecuada autovaloración y tener un afecto sano por uno mismo. • Superar las actitudes y reacciones narcisistas, de las cuales sólo se derivan relaciones y reacciones insanas. • Aprender a aceptarse conscientemente a uno mismo e igualmente a la persona con la que uno se relaciona amorosamente. • Vigilar más las palabras y actos para no dañar, aunque sea por negligencia, a la otra persona, lo que a su vez perjudica el vínculo afectivo y hace que se resienta. • Esclarecer el entendimiento, aprender a ser ecuánime y sopesar, y no dejarse llevar por interpretaciones falaces, prejuicios o juicios, para poder ver y aceptar a la pareja como es. • Tratar de descubrir y atender las necesidades de la pareja, pero velando también por las propias, para no incurrir en el sacrifico ciego e innecesario. • Estimular cualidades como la paciencia, la ecuanimidad, la indulgencia, el sentimiento de cooperación, la amabilidad, la ternura y la entrega más incondicional. • Evitar que los sentimientos de monotonía, indolencia o tedio invadan la relación de la pareja. • Escuchar con atención, es decir, con amor. • Hablar con precisión y sinceridad. • Cultivar la sensibilidad, pero no perderse en el sentimentalismo y la sensiblería, que inducen a estados de ñoñería que perjudican el vínculo afectivo. • No dejarse atrapar en la red de manipulaciones, chantajes emocionales, exigencias, imposiciones y reproches. • Enriquecer la comunicación confiando y despertando confianza en la pareja, pero sin dar cuartel a dependencias mórbidas. • Humanizar al máximo el vínculo, liberándolo de proyecciones, imágenes o actitudes egocéntricas; estar en proximidad anímica; saber pedir perdón y saber perdonar. • Responsabilizarse de sus propios actos y actitudes, así como de sus consecuencias. • No actuar ni tomar determinaciones que involucren a la pareja desde el miedo, la desconfianza o el resentimiento. • No extraviarse en pretextos, justificaciones, racionalizaciones o tener propensión a la sumisión. • No situar el centro de gravedad o gravitación sólo en la pareja, sino en uno mismo, para no perder nuestra propia identidad. • Asumir que el afecto debe cultivarse metódica y disciplinadamente, que hay que cooperar en mantener un vínculo afectivo sano y poder así tallar relaciones genuinas de amor. | |
|