La capital del imperio inca era Cuzco, “el ombligo del mundo”, pero las maravillas y monumentos de aquella increíble cultura, como la Fortaleza de Sacsayhaman y muchos otros delatan un pasado misterioso y mágico. Y esto porque la civilización inca dejó un conglomerado de cultura y religión que siempre estaba dedicada al cosmos, con un conocimiento matemático que aún hoy nos asombra.
Los estudiosos consideran que las mayores construcciones de este lugar están levantadas a imagen y semejanza de la Vía Lactea, pues todas las constelaciones están reflejadas en los santuarios que riegan el fértil valle.
Sacsayhuamán es la fortaleza desde la que se divisa la ciudad de Cuzco. Su construcción gigantesca nos hace pensar en la gente que la levantó. Piedras de más de 17 toneladas de peso, con 9 de alto y hasta 5 de ancho, alzadas y sujetas una junto a otra en la muralla de este inexpugnable castillo militar.
Tal y como decían los primeros cronistas españoles que observaron el lugar, “la construcción parece obra del demonio”; ningún hombre podría haber levantado estas rocas. Incluso en la actualidad es francamente difícil llevar a cabo construcciones de este tipo. Entre la unión de la piedras no cabe ni la hoja de una espada; el encaje es perfecto. Parece increíble la explicación que nos dan sobre las herramientas utilizadas en la construcción de estas megaestructuras.
Es por ello que muchos consioderan que los antiguos Incas eran seres humanos de grandes dimensiones, con una fuerza sobrenatural y rodeados de una energía proveniente del espacio. La situación se torna más complicada si atendemos al hecho de que los Incas no conocían la rueda y, por ende, la polea era un misterio para aquellas gentes.
Entonces, ¿cómo levantaron y transportaron estos enormes bloques desde la cantera hasta su destino final? Un misterio que nadie ha podido resolver.
La inconquistable Sacsayhuamán jugó un importantísimo papel en la conquista del Perú. Dentro de esta fortaleza se refugió Manco Inca cuando encabezó la rebelión contra los españoles. Manco se hizo fuerte en esta ciudadela, que tenía su propio suministro de agua y suficientes alimentos para que los casi 5.000 guerreros que allí se refugiaron pudiesen comenzar la reconquista del Perú.
En este enclave se libraron las batallas más sangrientas de la conquista de América. Los incas caían de las almenas derribados por los arcabuces de los conquistadores, se llegaba a la lucha cuerpo a cuerpo todos los días, y tras meses de asedio, los españoles tomaron nuevamente la ciudadela, “la inconquistable”. Esto supuso un duro revés para la rebelión, y el Perú cayó al completo bajo el yugo de los invasores.
Dicen los sabios que Sacsayhuamán está construida con la forma de un cóndor o de un jaguar, según las interpretaciones, y que sólo puede verse desde el aire. Nosotros no podemos dar fe de ello, pero es cierto que vista desde lo alto, sus calles y torres poseen una extraña forma que cada cual interpreta de un modo diferente. Así que podemos aceptar cualquier tipo de opinión sobre su simbología cósmica o mágica.
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