Nada existe
Cuando era un joven estudiante de Zen, Yamaoka Tesshu solía ir de un maestro a otro. En cierta ocasión hizo una visita a Dokuon, que vivía en el monasterio de Shokoku. (Uno de los cinco templos de Kyoto en el período Kamakura). Ansioso por demostrar sus conocimientos, Yamaoka declaró: “La mente, el Buda y todos los seres vivientes, al fin y al cabo, no existen. La verdadera naturaleza de los fenómenos es el vacío. No hay realización, no hay ilusión; no hay sabiduría ni ignorancia. No hay nada que dar, nada que pueda ser recibido”. Dokuon, que fumaba tranquilamente, no hizo comentario alguno. De repente, se levantó y golpeó fuertemente a Yamaoka con su pipa de bambú. El joven estudiante montó en cólera. “Si nada existe”, inquirió Dokuon, “ ¿de donde viene esa furia