- SILENCIAR LA MENTE -
El pensamiento, fruto de las experiencias del ayer y de las proyecciones futuras, ha de ser silenciado si queremos alcanzar el estado meditativo necesario para sentir la energía interior, sólo experimentable en el presente, aquí y ahora. Cuando se evita la rueda del pensamiento, automáticamente por sí misma y, sin invitarla, comienza la meditación en silencio. Dentro de nosotros hay pues dos ruedas: una es la del pensamiento y otra es la meditación que nace del silencio.
Para utilizar esta técnica simplemente hemos de ser conscientes de que no hay diferencia entre el pensador y el pensamiento.
Sentémonos sosegada y relajadamente en una habitación completamente a oscuras, e imaginemos que esta habitación está situada en el piso más alto de un rascacielos. Enfrente nuestro se halla situada una gran ventana cubierta con una cortina negra, una pantalla sin ningún adorno, sin nada que pueda distraernos, y asegurémonos, poniendo la atención en nosotros mismos, de que no hay ningún pensamiento cruzando nuestra consciencia (que es la cortina negra), y si algún pensamiento intenta penetrar simplemente observémoslo, pues si así lo hacemos, con la máxima calidad de atención, veremos que se diluye ya que la mente no piensa si se siente observada, y mientras mantengamos esa calidad de atención. Los pensamientos por unos instantes intentarán fluctuar en el borde de esta cortina que es nuestra consciencia. Simplemente observémonos, esperando a ver qué ocurre sin desear ni rechazar nada, poniendo toda nuestra energía en esta observación, y la mente se silenciará por sí sola, quedando como un lago.
No hay diferencia entre el observador y lo observado. Mantengamos esa calidad de observación y poco a poco iremos sintiendo un sentimiento interior de plenitud, pero ni siquiera entonces debemos centrarnos en él. Sigamos observando el pensamiento sin rechazar ni dialogar, sino simplemente permanezcamos en silencio sin hacer nada y la meditación ocurrirá por sí misma, habiendo entonces alcanzado nuestro objetivo.
Practiquemos este experimento meditativo una y otra vez, y nos encontraremos que somos capaces de dominar nuestros pensamientos como hacen los Maestros. " Permanece en silencio y sabrás que yo, el Ser, estoy dentro de ti ", decían los sabios antiguos, o " Conóceme y lo conocerás todo ".
Hagámoslo varias veces al día, incluso cuando vayamos en el autobús o por la calle, mientras andamos, o realizando cualquier otra actividad. Parémonos por un momento, y, sabiendo que el pensamiento es el enemigo a batir, simplemente observémonos. Si aprendemos a trascender el pensamiento tenemos la puerta abierta a todos los conocimientos y experiencias que siempre hemos buscado.