Desde niños somos programados, el mundo que nos rodea nos impone y llena de miedos desde que somos pequeños truncando la auto confianza y el valor que teníamos cuando comenzamos a ser concientes de la vida. A esta vida llegamos siempre con nuestra confianza completa, concientes de que todo es posible realizar.
En este camino en que estamos, este camino de búsqueda de la verdad interior es necesario desprogramar la mente y dejarla en un estado virgen, sin ataduras ni limitaciones para poder ir mas allá de nuestros propios limites.
¿Suena difícil? En realidad no lo es, ¡nada es difícil! Es la misma mente la que interpreta las cosas y les asigna las etiquetas basando en aquello que le fue programado desde la niñez. La verdad siempre está y ha estado en nuestro corazón, pues somos seres con sabiduría ancestral, aquella sabiduría que es inherente a todos los seres en la naturaleza, nos es inherente a nosotros también, sin embargo, la mente en ocasiones impide ver mas allá de los limites que ella misma se ha impuesto.
Se puede ir más allá, claro que si, romper todas las barreras mentales y atravesar esa frontera que nos separa de ser simples buscadores a verdaderos poseedores de la propia verdad interior.
Somos libres, realmente somos libres y aquello que buscamos fuera siempre se encuentra dentro de nosotros. El camino hacia encontrar la verdad interior se deteriora cuando persistimos en buscarla en los demás o en los acontecimientos de la vida, pues la verdad reside en nuestro corazón. Siempre que busquemos fuera encontraremos únicamente porciones de la verdad, reflejos de aquello que nuestra mente nos impide ver en nosotros mismos, el ser superior se encarga de derramar esos atributos en los demás, para así hacernos concientes de lo que debemos trabajar en nosotros mismos.
¿Te has preguntado por qué no recibes de los demás el trato que deseas recibir? Seria mejor preguntarte: ¿me trato y me percibo a mi mismo de la misma forma en que espero que los demás lo hagan? Pues todo en esta vida es un reflejo de lo que se encuentra en nuestro interior, de la forma en que nosotros mismos percibimos nuestra vida y nuestro ser.
Hermano, rompe tus barreras, destruye los limites que tu mismo te has impuesto. Tu eres el creador de tu realidad ¡y esa realidad se crea con tus percepciones! Atrévete a cruzar esa frontera que tu mismo sabes que se encuentra ahí. Atrévete a romper esa caja de cristal a la que llamamos ego.
Ahí, detrás de esas barreras se encuentra tu verdad interior, aquella que sientes y percibes, aquella que buscas, aquello que deseas Ser, aquello que ERES en realidad. Es TU verdad la que te brindara la paz que deseas y serás el Ser Unificado y completo que deseas ser.
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