Si me muevo, para qué me muevo, como me muevo, qué muevo? Sólo el cuerpo, o la historia que está escrita en él se mueve conmigo?
Si me muevo, siento, vibro, escucho, porque el movimiento habla.
Si me encuentro con otros, me tomo el ciempo para conectarme y reconocerme o avasallo o no me con-tacto?
Si me acuesto, me siento o permanezco de pie, cómo son esos apoyos, me sostienen o son débiles?
Hay dolor... no lo hay? Qué tipo de dolor es el que me duele?
Hay tensión? Dónde? Cómo es esa tensión, qué es lo que la sostiene?
Si miro, qué miro, qué imagen veo de mí? Y si me miran, qué encuentran, qué imagen ven en mí?
Qué máscaras de todas las que sos-tengo estoy siendo hoy ?
Quién estoy siendo? Qué estoy sintiendo?
Me reconozco? Y entre los otros?
Qué pensamientos, qué sentimientos, qué emociones surgen en el y con el movimiento?
Muchas veces nos hemos topado con estos y otros interrogantes, los que podrían develarse mediante el movimiento conciente, ya que éste actúa como canal expresivo de todo aquello que diariamente se inscribe en nuestro cuerpo, porque él es fiel testigo y reflejo de nuestra historia.
El trabajo corporal actúa así facilitando el bucear, el buscar dentro en lo profundo de nuestro "cuerpo-vida" logrando el pasaje del autoconocimiento a la autoaceptación, permitiendo promover entonces ciertos cambios.
Si supiese quién soy en realidad
dejaría de comportarme
como lo que creo que soy
Y si dejase de comportarme
como lo que creo que soy
sabría quién soy
Aldous Huxley