La gente a veces habla de dejar un problema en manos de Dios. Por supuesto, eso es excelente, sobre todo cuando no parece haber otra cosa que hacer.
Sin embargo, uno debe preocuparse por conocer el verdadero significado de la frase. Dejar algo en manos de Dios no quiere decir sencillamente pasárselo a Dios y luego olvidarse por completo del asunto, o peor aún, permitirnos pensar negativamente sobre el asunto de cuando en cuando.
Lo que significa es que cada vez que la cuestión invade nuestra mente, debemos afirmar que Dios está resolviendo el problema a Su manera, y que todo saldrá bien. Si usted sigue este método, tarde o temprano llegará la manifestación.
La mejor manera de sembrar una planta consisten en hundir el bulbo en la tierra, en un lugar apropiado,donde la clase de suelo sea la correcta y haya suficiente humedad y donde más tarde, cuando la planta germine, reciba mucho sol. Así se trabaja en armonía con las leyes de la naturaleza.
Sembrar el bulbo en una gaveta y olvidarse de él, es otra cosa bien distinta. No es dejárselo a las naturaleza, sino todo lo contrario. El primer método es creativo, el segundo no.
Lo mismo sucede con los problemas: Dejarlos en manos de Dios es una actividad viva, espiritual.