Realmente crees que existe la abundancia?, ¿Crees que es posible? ¿ Te sientes merecedor de ella? .
El primer paso para la abundancia es creer en ella, sentirla, reconocer que existe, que no tiene fin, que Dios la ha servido para nosotros, que es infinita. No la limitemos.
El segundo paso es la acción, moverse a buscarla. Es cierto que lo real de los seres humanos es su esencia de Dios y eso podemos encontrarlo en todo ser humano, mas la habilidad de caminar por aquel sendero de abundancia no la encontraremos en todos porque no es creación de Dios, es la habilidad propia de nuestras destrezas terrenas. Aunque no existe efectividad exterior sin que exista en nuestro interior, se requiere también de organización y planeación para el cumplimiento de las metas.
El tercer paso es vencer el obstáculo del miedo y reemplazarlo por el amor. Hay un compromiso muy grande con nuestra propia sanación interior, y es la única manera de vencer el miedo, ese que nos hace creer que estamos separados de Dios, ese que nos hace vivir en mañana y pasado mañana, en ayer y anteayer. Eso que se llama miedo, que nos hace olvidar que vamos de la mano de Dios, que nos llena de mandatos y creencias limitantes, que nos hace vulnerables, nos enferma, nos debilita, nos impide recordar que nada irreal existe, que nada real podrá ser amenazado jamás.
Ojo con los pensamientos. Todo tiene que ver con nuestros pensamientos. Existe una ley espiritual que nos dice que somos creadores de nuestra vida, de manera que cada circunstancia, cada cosa que en este momento tenemos o de la que carecemos es el resultado de nuestra creación. No somos víctimas de nadie ni de nada. Traemos la fuerza creativa necesaria para hacer una vida exitosa y feliz con los dones que Dios, nuestro Padre, nos ha regalado. La mente con sus pensamientos es la herramienta que traemos para determinar el curso de nuestra vida.
Vale la pena entonces empezar por revisar qué pensamientos ocupan habitualmente nuestra mente, lo que decimos, lo que expresamos sobre nosotros y sobre nuestra vida. Podríamos pensar que la abundancia es infinita de frutos. Y la abundancia no es sólo de cosas: es poder disfrutarlas sin sentirse necesitado de ellas, sin apegos, sin miedo, en paz interior.
La abundancia es un estado del alma, conectándose con toda tu esencia y diciéndote qué afortunado eres eternamente al encontrar allí en la paz y en el gozo de dar vuestra abundancia. Cada que discutes, cada que te enojas, cada que peleas, cada que juzgas, cada que señalas, cada que miras por encima a tu prójimo .. ¡ pobre eres!, y te sumes en la desdicha de tu propia pobreza.
Cada vez que amas, cada vez que sirves, cada vez que sonríes, cada vez que eres libre, eres tan rico, tan rico que imposible es medir tu riqueza. Hay algunos ¡tan pobres, tan pobres…. que necesitan tener tantas cosas! La abundancia te acompaña… ¡cuando amas lo que haces! La abundancia te canta… ¡cuando gozas lo que haces! La abundancia es siempre tu compañera fiel… mas aunque tengas muchas y muchas cosas, eres pobre, muy pobre, si te estás encadenando en tristeza. Si la pusiste a tu lado y en tu mesa como fruto de aquello que no amas hacer. Si la llevas a tu casa y a tu mesa con el triste dolo de creer no merecerlas, si las llevas a tu casa después de haber provocado por llevarlas una lágrima en tu prójimo, si las llevas a tu casa y a tu mesa para esconderlas del mundo, son tu desdicha y tu miseria. Si las llevas a tu casa y a tu mesa para que te señalen cuánto vales tú, te roban y te arrancan todo el valor.
Hay quienes necesitan muchas cosas y hay quienes tienen cosas. La abundancia es una elección. Cada vez que sientas que poco tienes, es porque poco das, cada vez que sientas que te encadena lo que tienes, eres tan pobre tan pobre, como para ser esclavo de aquello perecedero, efímero, ilusorio. Cada vez que te desvele el cuidar de esas cosas, estás perdiendo más. Cada vez que siembres en porcentajes para tener más cosas, estás comprando desdicha y soledad.
No existe forma de medir lo que habrás de dar, no existen por cientos que hayan de señalarte lo que das. Da de todas las formas posibles, y en todos los instantes posibles, a todas las personas posibles, con todas las fuerzas posibles, en todas las circunstancias posibles, en todos los canales posibles, siempre da y todo lo que das será la siembra que habrás de recoger, como todo lo que estás recogiendo ahora es tu propia siembra.
La abundancia es felicidad y no existe jamás sin paz interior. Todo aquello que te arranque la paz es tu desgracia, tu desdicha y tu pobreza. No existe abundancia si en tu vida hay enojo. No estás en abundancia si hay tristezas en tus días. No estás en abundancia si hay necesidad en tu vida. No estás jamás en abundancia si ves algo qué necesitar.
Todo lo que dibuje en tus labios sonrisa y mueva tu mano para dibujar en los labios del prójimo una sonrisa es tu abundancia, tu riqueza, tu tesoro, representado en cosas, muchas cosas que tendrás, que disfrutarás, que agradecerás, mas que jamás habrás de necesitar, a las que jamás habrás de encadenarte, jamás te habrán de desvelar.