El Domingo de Resurrección los católicos celebran con alegría a Jesús que ha vencido a la muerte. Una de las tradiciones que esperan con especial devoción los más pequeños son los huevos de chocolate, que esconde en el hogar el anunciado Conejito de Pascua.
Con huevos decorados, pintados con alegres colores, adornados y embellecidos; o con conejos de dulce o chocolate, se celebra masivamente el Domingo de Resurrección. Y es que el huevo es el símbolo universal en las celebraciones de Semana Santa. La tradición indica que los huevos son símbolo de vida y Jesús con su resurrección nos trae una nueva vida: la promesa y la oportunidad de la vida eterna.
Antes de que los huevos llegaran a entrelazarse cercanamente con la Semana Santa de los Cristianos, fueron honrados durante muchos ritos de festivales primaverales. Los romanos, galos, chinos, egipcios y persas utilizaron los huevos como un símbolo universal de fertilidad, alegría y regocijo.
Muchos son los posibles orígenes del conocido xxxxxx de huevos de chocolate el día de Pascua. Algunas historias se remontan a la Edad Media, cuando la Semana Santa era tiempo de pagar los censos, y este pago se hacía el domingo de Pascua y con huevos.
También existen registros de los siglos XVII y XVIII en las que el día de Pascua en Francia se le ofrecía al monarca cestas cargadas de huevos decorados artísticamente, como símbolo del nacimiento de una nueva vida que representa la resurrección de Cristo.
Pero desde los comienzos de la humanidad, el huevo ha sido sinónimo de fertilidad, esperanza y renacimiento. El huevo adquirió importancia dentro de la mitología egipcia cuando el Ave Fénix se quemó en su nido y volvió a renacer más tarde a partir del huevo que lo había creado en un principio. Los hindúes, por su parte, sostenían que el mundo había nacido de un huevo.
Los huevos de pascua en la antigüedad eran de gallina y de pato, y en la Edad Media se les regalaban a los niños durante esta celebración. Más tarde, los cristianos comenzaron a obsequiarse huevos durante la Semana Santa con regalos y al principio del siglo XIX, en Alemania, Italia y Francia, aparecieron los primeros huevos hechos con chocolate con pequeños regalos adentro.
Las diversas culturas fueron decorando de manera diferente los huevos. En sus comienzos, eran pintados a mano con colores que representaban la luz del Sol.
Los huevos se hacían uno a uno con un molde prefabricado, lo que dificultaba mucho su elaboración masiva. Los colores más llamativos fueron apareciendo con las grandes producciones de huevos, por los años 20 y 30 del siglo pasado.