Cada persona está inscrita en el libro del karma que se encuentra en el Palacio de la Justicia Divina. Este palacio está en la 5° dimensión de la naturaleza, está dirigido por el maestro anubis y los 42 Jueces de la ley. Es posible comprobar esto que estamos afirmando, para hacerlo la persona deberá aprender a salir en cuerpo astral conscientemente.
Comprender íntegramente la Ley del Karma es indispensable para orientar el navío de nuestra existencia en una forma positiva y edificante.
EL karma es una ley de compensación y no de venganza. El Karma es una medicina que se nos aplica para nuestro propio bien; desgraciadamente, la gente en vez de inclinarse reverente ante el eterno Dios viviente, protestan y/o blasfeman, se justifican a sí mismos, se disculpan y se lavan las manos como Pilatos (Biblia Cristiana).
Cuando protestamos no se nos modifica el KARMA si no que se vuelve mas duro y más severo. Reclamamos fidelidad al cónyuge cuando hemos sido adúlteros en esta o en vidas anteriores. Pedimos amor cuando hemos sido despiadados o crueles; solicitamos comprensión cuando nunca hemos dado comprensión a nadie. Anhelamos dichas inmensas cuando hemos sido el origen de muchas desgracias. Hubiéramos querido nacer en un lugar hermoso y con muchas comodidades, cuando en vidas anteriores no supimos brindar un hogar. Queremos que nuestros hijos nos obedezcan, cuando jamás supimos obedecer a nuestros padres. Nos molesta terriblemente que nos calumnien, cuando siempre hemos sido calumniadores y hemos llenado de dolor al mundo. Es decir, reclamos lo que no hemos dado...
Es posible que en vidas anteriores hayamos sido malvados y crueles, por eso merecemos lo peor, pero suponemos que se nos debe dar lo mejor.
Cuando la Ley Cósmica le va a cobrar a alguna persona un karma, primero la somete a un juicio interno. Si tiene dharma, es decir, si ha hecho buenas obras, no sufre ningún padecimiento, pero si no tiene capital cósmico, paga con dolor.
Normalmente las personas tienen sueños que le anuncian que esto va a suceder; por ejemplo; soñar que la policía nos mete en la cárcel, vernos desnudos, mojarnos en lluvia, etc
Generalmente, cuando la Ley nos cobra, siempre pensamos que somos inocentes, que no debemos nada. Hay alguien incluso que blasfema contra la justica calificándola de "injusticia". Pero siempre debemos recordar que la Ley a nadie da lo que no se merece. A cada quien le da según sus obras.
Ahora el lector entenderá por qué las cárceles están llenas de "inocentes", personas que en esta vida no han hecho nada, pero que en vidas anteriores cometieron delitos gravísimos. Repetimos: La ley de Dios a nadie da lo que no se merece, a cada quien da según sus obras...
Hay algunos que nacen en colchón de plumas con todas las comodidades para prepararse intelectualmente y llevan estilos de vida, para muchos envidiables; otros no tienen la misma suerte, pero tampoco sufren en lo económico. Sin embargo, hay otros que sufren espantosamente y deben mendigar para subsistir.
Hay millonarios que padecen enfermedades incurables y no pueden comer lo que les provoca, por una úlcera u otra dolencia. Hay muchos pobres que tienen una salud formidable.
La Ley cobra a cada quien según sus faltas.
A la Justicia Cósmica podemos compararla con un gran banco.
Aquí en el plano físico, si nosotros tenemos una cuenta bancaria y consignamos constantemente (este es el equivalente a hacer buenas obras), nuestro saldo aumentará. Si giramos un cheque (es el equivalente a pagar o ganar un karma), es lógico que lo pagarán.
Si retiramos mayor dinero cada día (violando las leyes de Dios), nuestra cuenta disminuye hasta quedar en rojo; en ese momento empezamos a padecer, a pagar con dolor el dolor que hemos causado.
Si tenemos acciones malas o Karmas, significa que hemos gastado nuestro capital cósmico, si consignamos, o sea, hacemos buenas obras con nuestros semejantes, ganamos DARMA y salimos bien en nuestros negocios ante el Tribunal Cósmico. El resultado es felicidad, salud y éxito en nuestras vidas