La ley de la compensación opera en todos los fenómenos de la naturaleza. La semilla se abre y surge de ella un gran árbol. No se pierde nada al romperse la semilla, pues surge un árbol de acuerdo con la ley de la compensación. La madera se quema y se destruye, pero se produce
calor de acuerdo con la ley de la compensación, pudiéndose así cocinar los alimentos en el fuego.
Si hace demasiado calor en el sur de la India, hace entonces mucho frío en el monte Kailas o en Uttarkasi, en los Himalayas. Ésa es la ley de la compensación. Si hay en un determinado lugar diez truhanes, habrá también dos almas sátvicas para compensar. Ésa es la ley de la compensación. Cuando es de día en la India, es de noche en América. La paz sigue a la guerra y viceversa. Ésa es la ley de la compensación. Esta ley opera también en el plano mental.
La ley de la compensación mantiene el equilibrio y establece la paz, la concordia, la estabilidad, la armonía y la justicia en la naturaleza. Piensa profundamente. Reflexiona. Recapacita. Verás cómo esta ley de la compensación opera maravillosamente en todas partes en los fenómenos de la naturaleza. Es inexorable e inmutable. Nadie puede desafiar a esta ley implacable e irresistible. Si haces un acto malo cosecharás un mal fruto en compensación.
Si consideras la vida de un individuo como un hecho aislado que empieza con el nacimiento de su cuerpo físico y termina con su muerte, no podrás hallas ninguna explicación coherente a los acontecimientos de la vida. Te moverás a ciegas. Tu vida presente no es nada comparada con la existencia del alma. Es momentánea, es un mero fragmento. Siempre que trates de buscar la causa o el antecedente de cualquier cosa, tendrás que remontarte a los acontecimientos remotos producidos a lo largo de la existencia eterna del alma. Sólo entonces podrás encontrar un equilibrio perfecto entre la causa y el efecto o entre el antecedente y la consecuencia. Tendrás, pues, que juzgar teniendo una visión amplia que contemple la existencia del alma como algo eterno.
La ley de la compensación abarca una parte muy amplia que afecta a toda la existencia. La vida no concluye con la desintegración de este cuerpo físico. Existen sucesivas reencarnaciones, y han habido también incontables vidas previas. Toma esto en consideración y adopta una visión más amplia de la existencia. Únicamente de este modo podrás aclarar tus dudas y hallar una solución perfecta y satisfactoria para los acontecimientos intrincados y complejos de la vida. Después no quedará lugar ya para quejas, lamentaciones ni errores.
La ley de la retribución
Todo crimen o acción reprobable genera su propio castigo de acuerdo con la ley de la retribución. La ley de la causación, la ley de la acción y la reacción, la ley de la compensación y la ley de la retribución, funcionan todas combinadas y simultáneamente. Quien roba a otro hombre, se roba antes a sí mismo. Quien hiere a otro hombre, se hiere antes a si mismo. Quien engaña a otro hombre, se engaña a sí mismo primero.
Recuerda que Dios no es ni parcial ni injusto. Recuerda que Dios no es responsable de la riqueza de un hombre ni de la pobreza de otro. Sufres debido a tus propias acciones negativas.
No hay nada caótico o caprichoso en este mundo. Nada ocurre en este universo por casualidad o de una manera desordenada. Todo ocurre según una sucesión ordenada. Los acontecimientos se siguen unos a otros en un orden armónico. Hay una cierta conexión definida entre lo que haces ahora y lo que te ocurrirá en el futuro. Siembra, pues, siempre semillas que den frutos positivos y que te hagan feliz aquí y después de esta vida.
Cómo se conforma el Karma
El hombre tiene una triple naturaleza, que consiste en Ichha, Ñana y Kriya. Ichha es el deseo o sentimiento. Ñana es el conocimiento. Kriya es la voluntad. Las tres conforman su Karma. Él conoce los objetos, como la silla, el árbol, etc., siente alegría o tristeza por ellos y desea hacer esto o aquello.
Tras toda acción hay un deseo o pensamiento. Surge en la mente el deseo por un objeto e inmediatamente piensas cómo obtenerlo, esforzándote luego por poseerlo. El deseo, el pensamiento y la acción van siempre juntos. Son los tres hilos, como si dijésemos, que se trenzan formando la cuerda del Karma.
El deseo induce el Karma. Trabajas y te esfuerzas por conseguir los objetos de tu deseo. El Karma produce sus frutos, como dolor o placer. Tendrás, pues, que renacer una y otra vez para cosechar los frutos de tus Karmas. Ésta es la Ley de Karma.
Sanchita, Prárabdha y Kriyámana
El Karma es de tres tipos: Sanchita, o las acciones acumuladas; Prárabdha, o las acciones fructificadas, y Kriyámana, o las acciones presentes.
Sanchita son todos los Karmas acumulados del pasado. Una parte de él conforma el carácter del hombre, sus tendencias y aptitudes, capacidades, inclinaciones y deseos.
Prárabdha es esa parte del Karma pasado que es responsable del cuerpo presente. Es el fruto maduro para cosecharlo. No se puede evitar ni cambiar. Sólo se consume al experimentarlo. Asi pagas tus deudas pasadas.
Kriyámana es el Karma que se está produciendo ahora para el futuro. También se denomina Agamí o Vartámana.
En la literatura vedántica hay una analogía muy bonita. El arquero ha disparado su flecha, que ha salido ya del arco. Ya no puede hacerla volver y se prepara para disparar otra flecha. El manojo de flechas que lleva en el carcaj sobre su espalda es Sanchita. La flecha que ha disparado es Prárabdha. Y la flecha que está a punto de disparar con su arco es Agami. De los tres, tiene pleno control sobre Sanchita y Agami, pero tiene que consumir su Prárabdha. Tiene que experimentar el pasado que ha comenzado a producir su efecto.
El Prárabdha no puede evitarlo ni siquiera Íshuara o el Señor. Incluso Nala, Rama y Yudhishthira, que tenían grandes poderes y sabiduría, tuvieron que someterse a este Prárabdha. Nala no deseaba irse al bosque; sin embargo, se vio forzado a ir, pues su Karma le obligó a ello. Rama había de ser instituido como rey de Ayodhya y, sin embargo, se vio forzado a marcharse al bosque. Gándhiji deseaba vivir ciento veinte años; no hubiera querido que le disparasen, pero su Prárabdha Karma produjo ese acontecimiento fatal.