No es un regalo del cielo tener el Sol y la Luna en el mismo signo, sobre todo si están en conjunción. La Luna simboliza un mecanismo regresivo que nos conduce a un estado de bienestar interno siempre que se desencadena una crisis que nos obliga a tomar decisiones de adulto, y que comprometen, además, la seguridad interior. Cualquier tránsito a la Luna despedaza un poco nuestra inercia, nuestra tendencia a ir siempre al regazo materno, tenga este la forma de dinero o casa estable y sólida (Tauro), o de burbuja infantil donde uno no tiene necesidad de expresar lo que siente, porque su madre ya lo sabe sin que tenga que decirlo (Cáncer). El Sol, en cambio, representa el deseo de afirmación y de realización de la conciencia, despegada del mecanismo regresivo lunar. El Sol es como un héroe con una especial misión encomendada, y hasta que esa misión no se consume, la persona queda en el reino de las potencialidades y del infantilismo umbilical representado por la Luna. Cuando el Sol y la Luna están en conjunción, y en menor medida en el mismo signo pero con más de 10 grados de distancia, se apunta como interpretación clásica que la persona tiene considerables dificultades para abandonar el nido familiar, y en buena parte esto es así. Por lo general, el mecanismo regresivo suele superponerse al progresivo que representa el Sol, porque a la persona le resulta más cómodo y menos tensionante quedarse en casa, sin moverse, cuando una crisis se impone en la existencia y obliga a hacer cosas por iniciativa propia, sin contar con la ayuda de la madre. A todos nos resulta más beneficioso no desestructurar nada, seguir haciendo lo mismo y buscar el contacto físico (Tauro), la dispersión y el hacer muchas cosas a la vez con el objeto de no vincularse en extremo con nada ni con nadie (Géminis), etc. Por ello, muchas personas sienten esta conjunción como una confusión, porque piensan que no pueden expresar conscientemente las habilidades representadas por su Sol; sólo son buenos con el lenguaje cuando están estresados y su mundo infantil de seguridad se siente amenazado (Géminis), o sólo son capaces de dar autosuficiencia a su vida, y dirigirla a pesar de los obstáculos cuando creen que van a perder el control de la situación (Capricornio). El Sol puede controlar por naturaleza, o puede dispresarse por naturaleza, porque es su manera de expresarse en la existencia y de hacer que su conciencia madure. La Luna, en cambio, no expresa evolución, sino estancamiento en un mecanismo de defensa. Por esta razón, la confusión suele ser notable en estos casos, y la persona tiende a permanecer en el hogar familiar, porque sólo al amparo del regazo y protección familiares la persona es capaz de desplegar su potencial. La misión de estas personas es la de romper la fusión inconsciente entre lo que sabemos hacer porque eso nos distingue y nos hace especiales, y lo que necesitamos hacer para sobrevivir en este mundo de lobos. La Luna en signos de Agua suele tener más dificultades para romper esta fusión, y en general, para desidentificarse del mecanismo lunar en los casos en los que el Sol aparezca en otro signo, porque piensan que siempre vivirán en una burbuja donde nadie puede entrar, salvo su madre, porque ella no necesita explicaciones, sobre todo en el caso de la Luna en Cáncer. En los tres casos el individuo posee un santuario interior de sentimientos y emociones que no debe mancharse con el contacto con el exterior, y hacen de su entorno una prolongación de su casa y de sus raíces familiares en el trabajo o en la vida de pareja. Esto varía en función del nivel de conciencia de la persona y de la preponderancia de elementos en la carta (a los signos de fuego les resulta más fácil luchar por la independencia y abandonar el nido, como norma general). Una vez que la persona distingue lo que hace por necesidad de lo que hace por naturaleza y esencia, la Luna puede desplegar su talento innato, según el signo donde esté emplazada: la Luna en Tauro es buena en materializar cosas; la Luna en Géminis es muy hábil en comunicarse; la Luna en Cáncer entiende y siente mejor que nadie las necesidades emocionales de los demás; la Luna en Escorpio es una madre de los sentimientos más oscuros de los demás, y por eso atrae con tanta frecuencia a gente complicada a su vida... Pero estas habilidades, para un Sol en conjunción con la Luna, sólo serán reales cuando el individuo tome conciencia y distancia con respecto a su mecanismo defensivo lunar. Darse cuenta de lo que hacemos cuando nos estresamos o sentimos que nuestro mundo conocido se desmorona, puede ser un paso importante hacia esta realidad.