La verdad es que el título parece una broma, pues ¿a quién se le puede ocurrir relacionar a Napoleón Bonaparte con los adelantos tecnológicos que rigen nuestros días y con todos los avances que en los últimos años se han conseguido? Aunque parezca muy extraño, todo esto tiene un asidero real.
En unas investigaciones realizadas, con el aval de gobierno de Francia, en el los restos exhumados de Napoleón, el Dr. André Dubois intentaba descubrir si es que había existido algún trastorno de la hipófisis que hubiera determinado su baja estatura, sin embargo, lo que halló fue más que sorprendente.
Cuando examinaba su cráneo, descubrió la existencia de una pequeña protuberancia en el hueso interior, la que luego de ser observada minuciosamente reveló que lo que había encontrado era una especie de microchip bastante avanzado, y por la forma en que el hueso se había desarrollado alrededor de este, se cree que fue implantado durante su juventud
Según las crónicas de la época, se ha comprobado que Napoleón desapareció misteriosamente durante varios días cuando tenía 25 años, a lo que él explicó que había sido detenido durante un golpe en Themidorian, pero no se han encontrado datos de que ese arresto se hubiese dado.
Casualmente, desde ese mismo momento, la vida militar de Napoleón fue en un ascenso asombroso que lo llevó a conseguir prácticamente todo lo que quiso y a llevarlo a gozar de la victoria y del triunfo en todas sus batallas.
Hay que destacar que la habilidad de Napoleón para desarrollar estrategias que nunca antes nadie había utilizado sorprendía a todos los militares de la época, las mismas que lo llevaron a ganar territorios en lo que hoy es Alemania, Suiza, Dinamarca, Austria e Italia.
La implantación de un microchip en el cráneo de Napoleón por entidades más avanzadas es la explicación que ronda en la cabeza de casi todos, pero ¿de dónde vienen estos seres de inteligencia avanzada? ¿Del futuro, de otras dimensiones o del espacio exterior? ¿Y cuál era el propósito al dotarlo de estas facultades y habilidades para la guerra? Difícil saberlo.
A partir de este razonamiento parece explicarse también la costumbre del estratega de tener la mano sobre su pecho, y es que se presume que las señales que emitiría el microchip hubieran afectado de alguna forma su corazón, ocasionándole dolores que de forma inconciente lo llevaban a colocar su mano de manera constantemente sobre este