En la cultura celta, las sídhe eran montículos de tierra en donde se encontraban enclavados grandes monumentos de piedra, y de cuyo nombre deriva la denominación de las hadas en Irlanda y Escocia.
Se dice que las sídhe viven junto a los seres humanos -aún cuando ellas son seres sobrenaturales-, lo que les sirve para determinar la vida común de las personas, y contra lo que generalmente se cree de ellas, estas no son de tamaño diminuto, pero lo cierto es que mantienen costumbres algo aristocráticas y son dirigidas desde el castillo de Knockma por el rey Finvana.
Antes de la invasión de Irlanda, esta se hallaba habitada por los Tuatha dé Danann, quienes posteriormente fueron arrojados por los conquistadores españoles del territorio y obligados a vivir en el inframundo mítico.
Otros sostienen que se fueron a vivir a las colinas de Irlanda, que es desde donde salen para aparecerse frente a los hombres hoy en día. Al parecer, tienen una particular preferencia por hacerlo durante la noche de San Juan o en el Día de Todos los Santos (01 de mayo).
En las Asturias existe una creencia generalizada sobre la existencia de las sídhe en sus territorios y que incluso habitan en un reino subterráneo de donde salen muchas veces a través de un portal interdimensional para cohabitar con los seres humanos.
Ciertamente, existen muchas versiones que sindican a las sídhe o a las hadas como seres de luz que se encuentran entre nosotros para guiarnos en nuestro desarrollo como seres humanos, pero también se ha señalado casos en los que estos mágicos individuos son simplemente traviesos personajes del mundo élfico que llegan a nuestra dimensión para jugar como niños y disiparse de su encierro en otros territorios.
La verdad es que todas estas historias que inundan Irlanda y Escocia, no hacen más que enriquecer las tradiciones y leyendas de estos territorios, lo cual sirve para engrandecer sus pasados y ofrecerles un interesante punto de partida para su desarrollo como sociedades.