Un error es algo que haces que posteriormente, bajo reflexión, te gustaría haber hecho de forma diferente.
- Volver a Formular los Errores
La autoestima no tiene nada que ver con evitar los errores. La autoestima está enraizada en tu aceptación incondicional de ti mismo como un ser con valor innato, con independencia de los errores. Sentirte bien contigo mismo no es algo que haces después de haber corregido todos tus errores sino que es algo que haces a pesar de los errores. El único error serio es estar de acuerdo con tu crítica patológica cuando te dice que los errores son evidencia de que no vales nada.
Cada error te dice lo que tienes que corregir, te acerca de forma progresiva a la secuencia conductual que mejor funciona para la finalización de la tarea. Más que tenerle miedo a los errores, debes acogerlos durante el proceso de aprendizaje.
Formular los errores como reacción necesaria para el proceso de aprendizaje te libera para relajarte y centrarte en tu dominio gradual de la nueva tarea. Los errores son información sobre lo que funciona y lo que no. No tienen nada que ver con tu valor ni con tu inteligencia. Simplemente son pasos para un objetivo.
- Errores como Avisos
Los errores pueden funcionar como el timbre que te avisa para que te pongas el cinturón de seguridad en el coche. Pero el perfeccionismo cambia el aviso a una acusación formal. Y te quedas tan ocupado defendiéndote de los ataques de tu crítica patológica que no tienes oportunidad de prestar atención a la lección del error.
- Errores: Prerrequisito para la Espontaneidad
El miedo a los errores destruye tu derecho a la auto-expresión. Hace que tengas miedo de ser tu espontáneo, de decir lo que piensas y sientes. La buena disposición a cometer errores significa que no pasa nada por decepcionar a la gente, por tener un momento de torpeza, por que la conversación tome un giro incómodo.
- Los Errores: La Cuota Necesaria
Permítete una cuota de errores. Algunas personas tienen la actitud patológica de evitar todos los errores.
Ejercicio: Concienciación de tu Error
1. Date cuenta de que todo el mundo comete errores.
Haz una lista mental de las personas que conozcas personalmente y que admires. Reconoce que nadie es perfecto y que ellos también cometen errores.
2. Ahora reconoce de que tú también cometes errores.
Describe una lista de tus propios errores. Si parece que siempre estás cometiendo errores y sientes que tu lista puede ser interminable, reduce la lista a tus diez mayores errores.
Para el primer punto de tu lista, vuelve atrás en el tiempo, al momento en el que se tomó la decisión. Intenta recordar tus pensamientos y sentimientos justo antes del acto.
Si pudieses volver a ese momento, con las mismas necesidades, percepciones y predicciones de resultados futuros, ¿obrarías de forma diferente?
Repite luego con cada error de tu lista.
3. Perdónate.
Mereces el perdón de tus errores, no importa lo doloroso de sus consecuencias, por tres razones.
1. Tomaste la única decisión que podías tomar, dadas tus necesidades y la conciencia que tenías en aquel momento.
2. Ya has pagado por tu error. Tu error te condujo a consecuencias dolorosas. Has soportado esas consecuencias y has sentido el dolor.
3. Los errores son inevitables. El proceso de aprendizaje dura toda la vida. Y lo mismo sucede con los errores.
Visualízate moviéndote en tu rutina diaria. Ve lo que estarás haciendo lo que falta de hoy y mañana. Ve que eres único, que tienes valor, que estás intentando vivir lo mejor que puedes. Mira cómo haces siempre lo que parece mejor en el momento que lo haces.
Termina este documento con esta afirmación y repítela constantemente: “Hoy me gusto más que ayer. Mañana me gustaré todavía más”.