Para ser capaces de sanarnos a nosotros mismos debemos comprender con todo nuestro ser, que el universo está compuesto en su totalidad de energía.
Todo ocurre dentro del campo electromagnético del universo, y todo lo que existe es parte de él. En las últimas décadas la ciencia ha demostrado lo que muchas enseñanzas de antiguas culturas han venido diciendo por miles de años, es decir, que lo que llamamos mundo físico o universo manifiesto no está compuesto de materia sólida sino de energía como elemento de base.
El universo entero está compuesto de esta energía.
El tiempo y el espacio son las dimensiones a lo largo de las cuales ella se mueve. Todo lo que conocemos está hecho de energía, tanto en forma de materia como de radiación.
Una de las características más llamativas de la energía es la capacidad de permanecer constante.
Hasta ahora no se ha podido observar o probar que la energía se pueda crear o se pueda destruir.
La energía es el principio fundamental que dio origen al universo, ya que tiene todas las cualidades necesarias para este propósito.
Las cosas que vemos, olemos, saboreamos, y tocamos parecen ser sólidas, líquidas o gaseosas, y también parecen ser entidades separadas. La física cuántica nos permite observar estas cosas minuciosamente y en mucho más detalle, en sus niveles atómicos y subatómicos. En esos niveles, lo que parece ser materia sólida, líquida o gaseosa se convierte en un grupo de partículas cada vez más pequeñas que contienen partículas aún más pequeñas, y así sucesivamente: con lo que llegamos a un lugar donde todo es simplemente energía pura.
La física cuántica ha descubierto que aún el elemento más denso y sólido, cuando es analizado a un nivel infinitesimal, no es lo que parece ser. Los científicos que suscriben a este nuevo paradigma afirman que cualquier elemento visible o tangible, cuando es reducido al nivel de sus partículas, es al menos un 99.99 por ciento espacio vacío!
La noción de que un elemento u objeto tiene una posición, masa o velocidad, es entonces el resultado de una percepción falsa. En otras palabras, cualquier objeto creado, es una madeja de energía compuesta en gran parte de espacio vacío y de partículas cuyo estado no puede ser determinado, ya que están constantemente entrando y saliendo del estado de existencia. En un momento existen y al instante dejan de existir. La gran pregunta que se hacen los científicos es:
Adonde van las partículas cuando dejan de existir y de donde vienen cuando aparecen ante nuestros ojos?
Ahora, como nosotros formamos parte de este universo, por lo tanto estamos también hechos de energía fluctuante y cambiante. Todo dentro de nosotros--y alrededor de nosotros--tiene la misma cualidad de energía fluctuante. Somos parte de un inmenso mar de energía que está constantemente cambiando y pulsando entre la existencia y la no-existencia.
Si todo es energía, y esta energía tiene una densidad diferente de acuerdo con la frecuencia con la que vibra, nuestros pensamientos, que son una clase relativamente ligera y sutil de energía, son una forma de energía veloz y fácilmente cambiante. Una piedra, por otro lado, está compuesta de energía relativamente mucho más densa y, por lo tanto, es menos probable que cambie con facilidad.
Ejercicio - Todos nosotros somos energia
Detente un momento a percibir tu cuerpo y las cosas que lo rodean y date cuenta de que tu cuerpo está vivo.
No necesitas mover las piernas o brazos para reconocer que estás vivo. Simplemente siente su presencia. Gradualmente, haz lo mismo con otras partes de tu cuerpo.
Las células de tu cuerpo han estado vivas todo el tiempo, mientras estabas leyendo y pensando. Tómate tu tiempo para darte cuenta de que hay una increíble inteligencia que opera en tu cuerpo y así, en los cuerpos de todos los seres de la creación.
Respira profundamente mientras te das más y más cuenta de esta omnipresencia energética que todo lo impregna. Todo es energía, manifestada en diversas formas y en diferentes estados y frecuencias.
Cierra los ojos e imagina que estás sumergido en un vasto océano de energía.
Permítete ser parte de él...
Respira, estás vivo/a...