Las técnicas de meditación son acciones porque se te aconseja que hagas algo. Incluso meditar es hacer algo; incluso sentarse en silencio es hacer algo; incluso no hacer nada es una forma de hacer. Entonces, en un sentido superficial, todas las técnicas de meditación son acciones, pero en un sentido más profundo, no, porque si tenés éxito, el hacer desaparece. Solamente al principio parece ser un esfuerzo. Si te sale bien, el esfuerzo desaparece y toda la cosa se vuelve algo espontáneo y sin esfuerzo. Entonces no se requiere ningún esfuerzo de tu parte: llega a ser algo así como la respiración; está ahí. Pero al principio va a haber esfuerzo porque la mente no puede hacer otra cosa que esfuerzo. Si le decís que no haga esfuerzos, todo eso le va a parecer absurdo.
En el Zen, donde se pone mucho énfasis en lo “sin esfuerzo”, los maestros le dicen a los discípulos:
“Solamente sentáte… no hagas nada”.
Y el discípulo lo intenta. Por supuesto, ¿Qué otra cosa podés hacer excepto intentar? Al principio va a tener que haber esfuerzo. El “hacer” va a estar ahí, pero solamente al principio como un mal necesario.
Tenés que acordarte constantemente de que tenés que ir más allá. Tiene que llegar el momento en que no hagas nada por la meditación; simplemente siendo y sucede, simplemente sentado o parado y ocurre. Sin hacer nada, solamente siendo conciente, pasa…
Todas estas técnicas están nada más que para ayudarte a llegar a un momento “sin esfuerzo”.
La transformación interna, la comprensión interna no puede suceder mediante el esfuerzo porque el esfuerzo es una especie de tensión. Con esfuerzo no podés relajarte del todo; el esfuerzo se va a volver una barrera.
Teniendo esto presente como antecedente, aunque hagas esfuerzo, de a poco vas a ser capaz de abandonarlo también…
Osho