Es una antigua técnica adivinatoria, muy relacionada con la psicometría, para la que solo es necesaria una bandeja de 3 ó 4 centímetros de fondo, un buen puñado de arena, y una persona que nos ayude.
Se extiende la arena por la bandeja de forma uniforme y se pide a una persona que presione firmemente con su mano derecha sobre ella durante un minuto para dejar la huella de la palma de su mano.
A continuación la persona que hace la lectura coloca su mano derecha sobre la huella y presiona y se concentra en la consulta.
Durante el tiempo que el consultante tenga la mano sobre la arena debe concentrarse en las sensaciones y visiones que le transmite e interpretarlas. Debe tomarse su tiempo. No importará si mueve los dedos o la mano.
Al levantar la mano se deberán observar las formas y dibujos que se han formado en la arena e interpretarlos en relación con el tema consultado.