las criticas

Si hay algo común a todos los mortales es la mala costumbre de criticar ¿Quién hay que no critique algo o a alguien cada día? Los hijos critican a los padres, los padres a los hijos, los vecinos a los otros vecinos, los incrédulos a los creyentes, los creyentes a la Iglesia, los españoles a los españoles y los franceses a todo el resto del mundo, jejeje, que no se enfade ninguno eh?

Rara es la persona que al llegar a la noche no tiene que arrepentirse (si lo piensa claro) de alguna palabra lanzada al viento, o escrita en el pc. Y lo grande es que al situarse en una «actitud crítica» se considera como un derecho, como un valor, como una postura de privilegio.

Sin embargo, el arte de criticar es muy difícil. Para hacerlo con corrección hay que estar muy preparado. Por hacerlo mal suelen ser injustas fácilmente las noventa y nueve críticas de las cien que criticamos. Se critica con mucha frivolidad. Por eso conviene reflexionar un poco sobre el «Arte de criticar».

Empecemos por la etimología. La palabra «crítica» viene de verbo griego «krino» que significa «juzgar, valorar». Por lo tanto criticar no debe ser sólo decir lo malo, si no valorar también lo bueno. Al mismo tiempo, que para poder simplemente opinar sobre algo o alguien, se debe de conocer al menos de igual forma que el otro , el objeto de la crítica, no se puede opinar desde el desconocimiento y la ignorancia.

Quien al criticar se fija sólo en lo negativo hace una mala crítica. Su labor es destructiva. Lo primero que hace falta para que una crítica sea justa es amar aquello que se está criticando; deseo de ayudar a mejorar con la delicadeza del que cura una herida; no gozar destruyendo, eso es pura venganza. Lo más fácil es que esa crítica sea injusta. Una crítica con ironía y sarcasmo puede ser un desahogo del que critica, pero ahí no se ve deseo de ayudar.

La crítica destructiva es muy fácil, tan fácil como destruir en la playa, de una patada, un castillo de arena. Lo difícil es levantarlo. Lo bonito es hacer algo positivo para mejorar el mundo: para hacerlo más justo, más bello, más humano, y más fraternal. El que no sabe elogiar lo bueno debería abstenerse de criticar lo malo. Seguramente, exagerará en su crítica y puede llegar a la injusticia.

El que critica debería preguntarse si él tiene alguna responsabilidad en eso que critica. Si nos sentimos corresponsables, intentaremos aportar nuestra idea, nuestra opinión y nuestro conocimiento, no haremos una agresión desde fuera. Será una colaboración desde dentro. Desde dentro del corazón. Lo más gracioso de todo, es que la gente suele lanzar sus criticas de forma indiscriminada, lo vemos todos los días en las noticias, el gobierno actúa de una forma que nos puede gustar más o menos, a la oposición obviamente no le gusta, o al menos eso se empeña en decir, pero porque en lugar de criticar y criticar, no dice lo que ellos harían, y no, no quiero que se hable de política, es solo un ejemplo para escenificar como es muy fácil criticar por criticar, eso lo pueden hacer todos, pero ayudar a entender, ayudar a ver otros puntos de vista, sin caer en el narcisismo y la egolatría, eso ya son menos los que pueden hacerlo……

Un abrazo

Hola Javi,

Me ha gustado mucho tu post! Estoy reconociendo muchísimas cosas de mi proceso personal de los últimos meses...

Y aunque he mejorado mucho en este aspecto... hoy ya me pillado en un par de críticas "malas". Aunque al menos lo he reconocido y rectificado...

Creo que para todo el mundo es bueno reflexionar sobre esto porque nos hará mejor persona... y además... se nota el cambio con otras personas, te miran de otra manera, son más receptivas y te ayudan más!

Gracias Javi!

Muchas veces el problema no es lo que se dice, sino cómo se dice. La crítica destructiva transmite mensajes totalmente condenatorios, a diferencia de la constructiva, que coloca la connotación negativa específica dentro de un contexto general positivo. La crítica destructiva ataca a toda la persona, sin permitirle ninguna salida, mientras que la crítica constructiva no se dirige hacia la persona, sino hacia aquellas acciones específicas que pueden modificarse.
La crítica destructiva, no aporta nada positivo, porque su esencia es la de dañar, independiente de cuales fueren las consecuencias o entidad para el afectado. Quien tiene intención de hacerte una crtítica constructiva será muy cuidadoso con sus comentarios, para no herirte o dejarte mal parado. El crítico destructivo no tiene intención de hacerte un favor o de corregirte para ayudarte

Criticar y destruir es más fácil que enaltecer y construir.

Una crítica destructiva es aquella que conlleva un espíritu de recelo, inseguridad, envidia o bronca en aquel que la realiza.
Puede ser más o menos nociva, según la relación que tengamos con esta persona, la influencia que tenga en nuestra vida y el marco en el que la realice. Pero no hay que asustarse, porque la mala intención tarde o temprano, si somos inteligentes, se caerá de madura.

El autor de la crítica destructiva, actuando de forma soterrada con cobardía y ninguna nobleza, crea con su especulación una cortina, supuestamente protectora a sus propias frustraciones y fracasos, detrás de la cual esconde su falta de iniciativa para aportar soluciones y su déficit personal de valentía, para alcanzar sus personales realizaciones.