Regido por el planeta Júpiter y el elemento Aire, el anís se usa como hierba y como especia. Las hojas (hierba) se han usado durante mucho tiempo para mantener alejado al mal, y en la Edad Media muchos practicantes de la magia ceremonial arreglaban las hojas del anís alrededor de sus círculos mágicos en la creencia de que ofrecían protección contra los demonios y espíritus hostiles. De acuerdo con la tradición, si un hombre o mujer duerme con un ramito de anís colgado en la cabecera de la cama, él o ella permanecerán por siempre jóvenes. Además, se cree que el anís también tiene el poder de restaurar la juventud perdida.
Con frecuencia, las semillas de anís (especia) se usan en inciensos que son quemados para protección contra las fuerzas sobrenaturales del mal, para ayudar a la meditación y conjurar a los espíritus de la muerte. En algunas partes del mundo, las semillas de anís se piensa que evitan o eliminan el mal de ojo. Muchas brujas mantienen sus sueños libres de quimeras desagradables durmiendo con una pequeña bolsa dije llena de semillas de anís entre sus almohadas. Las semillas de anís, junto con las hojas de laurel siempre verde, a menudo se añaden al agua de los baños de purificación, que casi siempre se requieren antes de muchos rituales mágicos.