Mediador entre el cielo y la tierra, entre la materia y el espíritu, entre vivos y muertos, lazo de unión del humano con El Padre Madre Creador, elemento que transporta las oraciones al ámbito de lo Divino, esa es la función del copal, a través del sahumador. La resina de copal proviene del árbol del genero Bursera Bipinnata, en lengua Náhuatl recibe el nombre de copalquahuitl y la resina el de copalli. La forma de extraer la resina no ha variado mucho, en el presente se sigue haciendo como en pasados tiempos. Se realizan cortes diagonales a lo largo del tronco, que coinciden con un corte vertical central, lo que permite que la resina escurra por el centro y caiga en una penca de maguey. Al ser el copal un elemento dúctil, toma la forma del recipiente que lo contiene, por ende el llamado copal santo o blanco, tiene forma de barra o flecha como le llaman algunos, en virtud de la forma alargada de la penca de maguey que lo ha moldeado. El copal es muy apreciado desde el punto de vista místico y ritualistico, e incluso medicinal. Desde la época prehispánica se solía incluir el copal como uno de los tributos que deberían ser entregados al pueblo Méxica y era sumamente valorado. La aromática esencia del copal, el olor grato que se desprende de esta resina, ha estado asociado a la Ofrenda Divina, a las grandes ceremonias. La clara búsqueda de conexión del ser humano con El Principio Creador Dador de la Vida, se pensaba que era propiciado por el humo blanco del copal. Las volutas blancas que se producen al quemar el copal, son consideradas Divinas, reciben el nombre de Iztac Teteo (Dioses Blancos). El humo que asciende es una muestra evidente del dialogo que se esta llevando a cabo entre el cielo y la tierra. La columna de humo se transforma en el Eje del Mundo, en torno al cual giran el universo y sus criaturas, columna que transporta las oraciones y peticiones al cielo. El copal es un material muy importante en usos rituales, el humo que asciende mientras el fuego transforma la esencia de las cosas, representa un lazo de unión, de comunicación entre el cielo y la tierra. Se ha comparado al humo del copal y su perfume, a la misma alma que se eleva al plano divino. Es importante hacer notar que en la cultura Mesoamericana, se consideraba que dentro de un ARBOL SAGRADO circulaban las fuerzas cósmicas, que habían dado origen al tiempo. El Árbol de Tamoanchan es el eje del cosmos. La resina del copal proviene de un árbol y esta es una sustancia inflamable. Cuando se quema el copal se produce una columna de humo blanco, un eje. Esta conjunción de elementos Árbol, resina, fuego, columna de humo, transformación, alude a la inmortalidad, a la ascensión a los cielos superiores, a la esencia divina de las cosas. En el Antiguo Anahuac el copal simbolizaba la incorruptibilidad e inmortalidad. Su grato perfume es real pero inasible, por lo que representa el ámbito de lo espiritual. El humo, de acuerdo a este pensamiento, es el lugar por el cual transitan las animas. El copal se guardaba en bolsas de algodón o de papel, existen incluso representaciones de deidades que portan su bolsa de copal. Ejemplos hay muchos, como la escultura de barro presente en el Centro Ceremonial de Cacaxtla, adosada a una almena que representa la dualidad hombre-dios. Se ve un personaje ataviado de Tlaloc, que en su mano izquierda sostiene una bolsa de copal y en la derecha un rayo. Durante determinadas fiestas rituales, la gente distinguida traía consigo una bolsa de papel con copal, llamada Icpatoxin. Otra representación importante, es la de Ce Acatl Topiltzin Quetzalcoatl, grabada en una roca del cerro de la Malinche, en las cercanías de Tula. Se ve la figura rodeada por el emblema de la Serpiente Emplumada, aparece la fecha Ce Acatl, lleva su atuendo de sacerdote: una capa o xicolli y una bolsa de copal en su mano derecha. En un uso terapéutico el copal sana las enfermedades producidas por el frió y la humedad, así como también calma los dolores de cabeza y la llamada estrangulación del útero. En el Antiguo Anahuac, a los niños se les colgaba una bolsita de algodón con una bolita de copal, como medida preventiva que evitaba enfermedades y la ciencia actualmente ha demostrado la acción antibacteriana de esta esencia natural. Además de que el aroma del copal penetra por la nariz y producen positivas reacciones en el sistema nervioso. En otros usos el copal puede ser utilizado untado sobre la piel, como emplasto sobre fracturas y también para desinflamar. Alivia problemas asociados con las vías respiratorias y ciertas ronqueras. Aplicar una gota de copal caliente puede suprimir el dolor de un diente. Indiscutiblemente que en las antiguas culturas de Mesoamérica, los olores estaban asociados con determinados pensamientos, sentimientos e incluso estados de salud. Se valoraban mucho los gratos aromas y se entendía que manifestaban un estado de armonía. Otro uso ritual del copal, se llevaba a cabo en la elaboración de esculturas, hechas de la misma materia de copal, ya que cuando esta fresca la resina es moldeable y al secarse se endurece, es factible darle forma y que perdure. Estas esculturas se hacían como forma de dar tributo a la madre tierra a Tonatzin, a Tlazolteotl, o como las que aparecen en las ofrendas del Templo Mayor representado a Chicomecoatl, diosa del maíz y Chalchitlicue, diosa del agua. También se han encontrado ofrendas consistentes en esferas o bolas de copal, en lagos y cenotes, e incluso acompañando a personajes distinguidos en sus tumbas. Al ser quemado el humo blanco se asociaba con las lluvias, por lo que también se pensaba que de esta manera se honraba a Tlaloc y se empleaba para solicitar lluvia. Es así que el COPAL y sus derivados como son la mirra (corteza del árbol de copal), el copal de goma, el copal blanco, lagrima y lagrimita de incienso, siguen vigentes en su concepto ritual y sanador de religar El Cielo con La Tierra, propiciando la armonía del cuerpo y el espíritu.