Si conocieras el Poder del Sexo no necesitarías terapeutas, ni sustancias con las que estimularte a la alegría. No le abrirías a cualquiera las puertas de tu vida, buscando a ese alguien que quisiera amarte. Si conocieras el Poder del Sexo, sabrías que tu cuerpo es un templo, y no dejarías que nada ni nadie lo profane. Lo alimentarías de energía pura, de sentimientos puros, de amor del bueno. No permitirías el ingreso de toxicidad ni en las relaciones ni en otros venenos (como muchos de esos que tú llamas medicinas o alimentos). Si conocieras el Poder del Sexo sabrías que el cuerpo se cura a sí mismo. Más aún, nunca hubieses estado enfermo. ¿Por qué? Pues, porque el cuerpo se nutre de amor, se nutre de placer, de alegría... Y eso es el Sexo. Un portal al amor más grande que nos podamos dar, una emulación del éxtasis primigenio. Una evocación al Origen del Ser Estelar, un fractal de la Creación en el que recrearnos. Puedes re-crearte mediante el Sexo. Más la sexualidad reprimida, la sexualidad resentida, nos ha llevado a oscuros extremos. Ha llenado el sexo de mente y no de espíritu, ha profanado lo más Sagrado convirtiéndolo en fuente de dolor, de tortura, de distorsión, de autocastigo. Quién entrega su cuerpo sin deseo, sin amor, se condena. Quien busca paliativos a su ego, su soledad o su dolor, sólo atrae más carencia cuando, luego del acto sexual, queda vacío. Y así se degenera la materia. Así aparecen la enfermedad, la depresión, la dependencia, el cansancio, la apatía. Así es como se disuelven el poder personal y las parejas. Así es como el Ser Sagrado, el Ser Espiritual queda sumido en el olvido. El sexo es belleza. El sexo es pureza. El sexo es la Fuerza que te da la Vida, que recorre tu cuerpo ahora mismo. Cuando niegas el sexo estás negando tu propia energía vital, tu conexión con el todo, con la vida misma. Cuando exaltas el sexo físico, estás negando una parte (la más importante) de ti mismo, y con eso, lastimando tu energía y tu cuerpo físico. Por lo tanto, si deseas retomar el buen uso de tu energía sexual, debes recordar que eres Espíritu. Que quien comparte contigo te está entregando su propio Ser, su propio Templo Sagrado. Entra lleno de humildad y de respeto, honra el inmenso acto de amor de ese momento, de ese contacto. El sexo para ser "bueno" debe iniciarse en el corazón, ni más arriba ni más abajo. Debe estar impregnado de Sacralidad, no de lujuria. Y bien puede ser suave o ser salvaje, mientras siga el ritmo que los cuerpos y los corazones pidan. Más recuerda también que hay sexo en el respirar, que mirarse puede ser una caricia. Que tu forma de honrar tu expresión sexual es tu forma de honrar la Vida. Como a ésta: disfrútala. Como a ésta: atrévete. Cómo a ésta: llévala al siguiente nivel. Siente, busca, explora, prueba y no te limites. Quítale la mente y ponle corazón y diviértete! Se un niño jugando eternamente.