El reencuentro de almas en este plano es una experiencia única y muy difícil de explicar con palabras. Normalmente estos reencuentros se han pactado de antemano, antes de la encarnación, y, aunque parezca "casual", el hecho de toparnos con determinada persona en determinado momento es algo minuciosamente planificado por ambos desde los planos superiores. Hay que dejar muy claro que no se trata de encuentros comunes y corrientes, en los que las personas quedan atrapadas por el ego y creen sentir algo especial cuando, en realidad, tan solo hay necesidad de una relación que llene su vacío, falsas expectativas basadas en informaciones de terceros o ilusiones personales. Nos estamos refiriendo a reencuentros ÚNICOS en los que el alma SABE (sin ningún tipo de duda) que está frente a una persona profundamente conocida, familiar (aunque los cuerpos físicos acaben de verse por primera vez en este plano). Y se dan sin esperarlos, de manera repentina, dejándonos bastante descolocados y sin saber muy bien cómo reaccionar. Podría decirse que la presencia de ese otro ser, de esa otra alma, nos coloca en una dimensión diferente. Sentimos en nuestro interior que ya hemos visto antes esos ojos; que ya hemos escuchado esa voz; que ya hemos estado ante esa presencia, tan afín a la nuestra... Aun sin conocerla, puede que sintamos abrumadores deseos de fundirnos en un eterno abrazo con esa persona, de hablar con ella durante horas y contarle todo sobre nosotros y nuestras circunstancias. Si además se produce cualquier tipo de contacto físico durante ese reencuentro (un beso de saludo, un roce corporal fortuito, etc.), la conexión álmica queda definitivamente confirmada para nuestro ser (el cual vibra como nunca antes) y cualquier duda restante se desvanece. Es importante señalar que estos reencuentros no se producen necesariamente para tener una relación de pareja o de amistad. Ese es el deseo inmediato, primario e infantil de nuestro ego, pero las cosas van mucho más allá. Sin descartar que ambas personas hayan planificado desde el otro plano unirse antes o después como pareja y llevar a cabo una misión conjunta en la Tierra (situación que se da actualmente con bastante frecuencia), es también posible que ese reencuentro se haya producido con el fin principal de estimular el crecimiento en conciencia de una o ambas personas. El impacto que genera el reencuentro, la cantidad de sensaciones que se desencadenan en nuestro interior y la conexión espiritual percibida desde nuestro ser pueden conducirnos, en el caso de que no seamos lo suficientemente conscientes para identificar lo que nos está ocurriendo, a hacernos preguntas existenciales y a comenzar un proceso de búsqueda interior que acelerará enormemente nuestro progreso espiritual y que, en un determinado periodo de tiempo, nos habrá convertido en una persona completamente diferente a la que éramos antes de encontrarnos con nuestra compañera o compañero álmico. Por tanto, cuando se produce un reencuentro de este tipo y reconocemos desde nuestro ser que realmente hay una conexión profunda a nivel de alma con la otra persona, es aconsejable no dejarse llevar por las expectativas de nuestro ego y fluir con lo que estamos sintiendo, dejar que se despliegue lo que se haya de desplegar y, sobre todo, mirar hacia nosotros mismos, en lugar de perdernos en las emociones derivadas de esa conexión y colocar a la otra persona como centro absoluto de nuestra existencia. Verdaderamente, la otra persona no es más que un espejo para reflejarnos a nosotros mismos y establecer en qué punto de nuestra evolución nos encontramos. La idea es madurar como almas a partir del encuentro, responsabilizarse de la propia vida y sanar todos aquellos miedos, incertidumbres y bloqueos que salgan a la luz a partir del reconocimiento. Si las dos almas están destinadas a vivir en pareja y a llevar a cabo un aprendizaje y misión conjuntos, lo harán en el momento oportuno.