Las tres máscaras del narcisismo patológico
Las máscaras del narcisismo patológico son mecanismos de manipulación utilizados por los narcisistas para ocultar tanto sus intenciones como su verdadera condición. No quieren aparecer ante los demás como petulantes o arrogantes. Por eso lo ocultan detrás de tales mecanismos. Esto a veces resulta eficaz y termina confundiendo a quienes están a su lado.
El narcisismo es la estima y la valoración exagerada que uno se profesa. Así, se habla de narcisismo patológico cuando una persona sobreestima lo que es y a su vez, tiene una excesiva necesidad de que otros le profesen admiración. Esto ocurre porque en el fondo hay un desprecio inconsciente hacia ellos mismos.
“El posmodernismo no es más que un grado suplementario en la escala de la personalización del individuo dedicado al self-service narcisista y a combinaciones caleidoscópicas indiferentes”.
-G. Lipovetsky-
Quienes tienen un narcisismo distorsionado pueden llegar a ser muy destructivos con los demás. En su afán de reafirmarse llegan a ser manipuladores, crueles o abusivos con otros. No lo hacen de forma consciente, sino que se engañan en relación a su conducta. Construyen las máscaras del narcisismo patológico para convencerse y convencer a los demás de que lo suyo no es un orgullo desmedido. Estos son los tres casos más típicos.
1. Automejora ficticia
La automejora ficticia es una de las máscaras del narcisismo patológico. Consiste básicamente en realizar avances, evolucionar o crecer, no con el objetivo sincero de ser mejores, sino con el propósito encubierto de despertar la admiración, envidia o sumisión en los demás.
Una de las características del narcisismo patológico es que ostenta un tipo de autoestima al que se le llama “autoestima contingente”. Esto quiere decir que el sentimiento de valía personal no nace de un genuino amor propio, sino que depende de la valoración que hagan los demás acerca de ellos.
Por lo tanto, este tipo de personas se empeñan en ser mejores no como un fin, sino como un medio. Su objetivo final es el de imponerse a otros, lograr que ellos se sometan a sus designios o que se sientan inferiores. Algo que delata a esta máscara del narcisismo patológico es que quien la ostenta se vanagloria repetida y públicamente de sus avances. También les reclama a los demás por no notarlos o destacarlos suficientemente.
2. Autosacrificio, una de las máscaras del narcisismo patológico
Esta es una de las más engañosas máscaras del narcisismo patológico. Tiene que ver con esa conducta en la que una persona pone sobre sus hombros responsabilidades que no le corresponden, supuestamente, para ayudar a otros a resolver sus problemas. Incluso, llegan a privarse de bienes y privilegios o a sufrir situaciones muy difíciles por los demás.
El problema es que realmente su intención no es la de hacer algo positivo por los otros. Lo que buscan es generar autoridad y dependencia de los demás hacia él. El autosacrificio les permite poner un velo de supuesta bondad, generosidad o entrega. Este solo sirve para encubrir un propósito mucho más egoísta: ensalzarse a sí mismos.
Como en el caso anterior, este tipo de máscaras también se caen muy fácilmente. El autosacrificado no tardará en sacar en cara lo que hace por los demás. Intentará hacer sentir culpables a aquellos a quienes “ayuda”, exigiendo para él un trato especial o una consideración mayor. Reclama un lugar de superioridad frente a los otros. Es muy usual que hagan verdaderos dramas de victimismo.
3. Fantasías de grandiosidad
Las personas con un narcisismo patológico tienen fantasías de grandiosidad relacionadas consigo mismas. En principio, realmente se sienten mejores que los demás. Al menos, de manera consciente. Constantemente se comparan con los otros y siempre salen ganando, a sus ojos. Ellos son más buenos, más tolerantes, más capaces y más todo, aunque no sea cierto.
Uno de los rasgos más característicos de este tipo de personas es que sienten un “derecho a la ira”. En otras palabras, creen que tienen una patente de corso para enojarse. Su ira es sagrada. Si explotan es porque los demás los llevaron a eso. Si gritan es porque no pueden tolerar que sean injustos con alguien tan bueno como ellos. Si ofenden, lo hacen para evitar injusticias o lograr cualquier otro fin loable.
A veces convencen a los demás de esto. El caso más típico es el de los jefes que maltratan a sus colaboradores por un supuesto deseo de mejora y perfección en todo. A veces todo un grupo es víctima u objeto de esas fantasías de grandiosidad.
Las máscaras del narcisismo patológico son mecanismos para encubrir el yo. El narcisista no quiere verse como tal a los ojos de otros. Por eso emplea esos artilugios, que le permiten encubrir sus rasgos de personalidad básicos. Una persona que actúa de este modo, en el fondo sufre mucho y necesita, sobre todo, ayuda.
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